El comienzo de la feria automovilística alemana confirma la apuesta de los fabricantes por los modelos eléctricos y respetuosos con el medioambiente.
PUBLICIDADMás grande no significa mejor. Es lo que reclaman organizaciones medioambientales como Greenpeace y Deutsche Umwelthilfe como parte de una campaña para frenar la contaminación producida por la industria automovilística.
Quieren que se prohiban los vehículos todoterreno y utilitarios, que tanto peso han ganado en los últimos años.
De acuerdo a la consultora especializada, LMC Automotive, la venta de utilitarios apenas representaba el 15% de las ventas de vehículos ligeros a nivel mundial en 2013. Este año el porcentaje aumentará más del doble y para el 2025 se estima que acaparen el 40% del mercado.
El Salón del Automóvil de Frankfurt
Esta advertencia coincide con el comienzo del Salón Internacional del Automóvil de Frankfurt.
James Attwood, Editor Adjunto, Autocar:
"La gran tendencia son los coches eléctricos. Es el primer año en el que estamos viendo un lanzamiento masivo de coches eléctricos por parte de las grandes compañías. Tienes a Volkswagen con el ID.3, a Porsche con el deportivo Taycano, Honda tiene el e (que es un pequeño prototipo muy bonito, un pequeño coche eléctrico urbano que es divertido de conducir y bueno para el uso por la ciudad), y luego también están el modelo de Renault y el de Peugeot, además de todas esas otras empresas que muestran aquí diferentes tipos y conceptos de automóviles eléctricos".
Pero hay quien señala una razón diferente por la que el programa de este año se desmarca de la gasolina y el diésel.
"Los coches eléctricos no salen al mercado porque la gente los quiera, sino porque la Comisión de la UE ha establecido objetivos de CO2 que sólo pueden alcanzarse con coches eléctricos", dice el experto Ferdinand Dudenhöffer.
Uno de los principales focos de contaminación
Los automóviles son responsables de alrededor del 12% de las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero de la UE.
El tiempo se está acabando para los fabricantes de automóviles europeos, que han esperado hasta el último minuto para intentar cumplir los ambiciosos objetivos de emisiones de la UE y se enfrentan a multas por valor de miles de millones si no los cumplen.