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Guatemala: casi un niño de cada dos, con malnutrición crónica

En colaboración con The European Commission
Guatemala: casi un niño de cada dos, con malnutrición crónica
Derechos de autor 
Por Monica Pinna
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En las zonas rurales la malnutrición, agravada por la sequía, alcanza el 80%. Un consorcio de oenegés, respaldadas por la Unión Europea, está ayudando a miles de familias sobre el terreno.

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Casi un niño de cada dos, en Guatemala, sufre de malnitrición crónica. Es una de las tasas más altas del mundo. En la última década, los años de sequía continuada han mermado drásticamente las posibilidades de supervivencia de estos niños.

La malnutrición en las zonas rurales puede alcanzar el 80%

La violencia y la pobreza han forzado a decenas de miles de centroamericanos a unirse a las caravanas, en dirección de Estados Unidos y México. El hambre es la principal razón de este éxodo, para los guatemaltecos. 3 millones padecen inseguridad alimentaria en Guatemala y un 46,5% de los menores de 5 años, malnutrición crónica. Es una de las tasas más altas del mundo. Ahora bien, en las zonas rurales, como en el llamado Corredor Seco de Guatemala, que cubre siete provincias, esta cifra puede alcanzar el 80 por ciento. Esta zona, que se extiende asimimo por otros Estados centroamericanos, está sufriendo una de las peores sequías de la última década.

Este año, gracias a algunas tormentas de primavera han reverdecido los polvorientos paisajes de Filincas. Sin embargo, las poblaciones indígenas de las tierras altas, se han quedado sin medios de susbsistencia.

Freddy Martinez es enfermero. Explica que atienden "aproximadamente a 160 niños. La mitad presentan desnutrición crónica. Por ejemplo, este año a veces nosotros detectamos entre 50 y 75 niños con desnutrición crónica, al mes."

Dariela Esperanza tiene dos años y está entre ellos. Pesa la mitad de la media, a su edad. Suele comer un par de empanadas al día.

La Unión Europea ha financiado durante los últimos cuatro años, a un consorcio de ONGs para hacer frente a las crisis alimentarias. Acción Contra el Hambre aplica los procedimientos adoptados a nivel nacional para identificar a los niños con malnutrición, basándose en su peso y talla; pero también promueve el uso del MUAC un brazalete que mide el perímetro del brazo, aún no reconocido por el Gobierno. Al no ser usado este método de forma generalizada, algunos menores, con desnutrición grave, quedan excluídos del sistema sanitario guatemalteco.

Con respecto a la situación en Filincas, Glenda Rodas de Acción contra el hambre precisa que en Filincas pudimos ver que más o menos el 2'1 por ciento de niños tienen desnutrición aguda, con peso y talla. Pero cuando tú tomas en cuenta el MUAC, muchas veces este dato se duplica".

La desnutrición: un problema multisectorial

Nos trasladamos de Filincas a Jocotán, ambas en la provincia de Chiquimula. En esta zona, la Unión Europea ha mejorado el acceso de la población a los alimentos, mediante transferencias en efectivo para 90 familias. La asociación Asedechi ha escogido a las más vulnerables en la localidad rural de Matasano. Estiman que, de un total de 450 hogares, al menos 400 necesitarían ayuda. Víctor Hugo Sosa, de Asedechi explica en qué consiste: "Las familias están recibiendo transferencias de acuerdo al número de miembros que viven dentro del lugar. La transferencia consta de aproximadamente 14 euros por miembro al mes, durante 3 meses".

Emma recibe el equivalente a 140 euros. Compará maíz, azúcar, alubias o habichuelas, verduras y carne. Con esto alimentará durante un mes a los once miembros de su familia, entre los que hay un niño con desnutrición aguda."Estoy comprando para que los niños aguanten, para que ellos puedan tener sus comidas en la casa. Porque uno no tiene sueldo, no tiene ningún trabajo", comenta.

Regresamos a las montañas de Matasano, a diez kilómetros de la ciudad. Para la familia de Emma es un día de fiesta. Normalmente comen tortillas. Una ración de pollo, aunque haya que dividirla entre once, es un manjar. Antes cosechaban lo que habían sembrado, pero lleva ocho años sin llover y la tierra de labranza se ha vuelto esteril. Emma explica que "la milpa (la tierra que se destina a cultivar el maíz, ndrl) se ha secado, el maicillo, el fríjol, lo que sembramos, aunque sea verduras, crece un poco y luego el tallo se seca y se cae porque no llueve. No hay comida para nuestros hijos. El maíz encarece, no hay trabajo. Tienes que aguantar el hambre."

El consorcio de oenegés, financiado por la Ayuda Humanitaria de la Unión Europea responde ante la emergencia, con un enfoque estandarizado en todo el país. Según comenta uno de sus miembros, sobre el terreno, Urko Dubois, "la desnutrición es un problema multisectorial. Tenemos que tratarlo a través de un enfoque de seguridad alimentaria, un enfoque de salud; pero también un enfoque de agua y saneamiento. Es decir: garantizar que el niño no va a volver a enfermarse. Entonces, es por eso que a nivel comunitario, las oenegés trabajan estos tres ejes de acción".

El desafío de Guatemala es romper el ciclo de inestabilidad alimentaria, ligado al clima y las estaciones. En este sentido, la UE propone a familias como la de Emma, proyectos de desarrollo que les permitan mejorar sus condiciones de vida de forma sostenible.

Periodista • Aurora Velez

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