Miles de personas sin techo tras el terremoto en Albania. La solidaridad se organiza, entre relatos dramáticos de los supervivientes. Nueve de los diez miembros de una familia murieron, solo se salvó un adolescente
PUBLICIDADNo les queda más que el miedo y la zozobra de no saber qué les deparará el futuro. Unas 2000 personas han vuelto a pasar la noche en las carpas levantadas en un estadio de fútbol en Durres, la ciudad albanesa golpeada por el terremoto del martes pasado.
Además de alimentos, necesitan atención psicológica y medicamentos, en particular, insulina y tratamientos para la hipertensión, porque, cuando la tierra empezó a temblar, huyeron solo con lo puesto.
Familias enteras se han quedado sin una casa a la que regresar. Otras no vuelven por miedo, porque sus viviendas están dañadas y desde el martes se han registrado cientos de réplicas del seísmo, algunas de fuerte intensidad.
"¿Por qué tendría que volver a casa? Lo intenté. Regresé para recoger mis medicinas y hubo otro seísmo. Tengo miedo", explica una mujer.
La tragedia de la familia Lala, diez miembros y solo un adolescente superviviente
Cada vez con menos esperanzas, sigue la búsqueda de vida bajo los escombros. Cuarenta y cinco supervivientes fueron rescatados en las primeras horas. Ahora el trabajo se hace doloroso y difícil. Ya se cuentan al menos 32 muertos.
La historia más triste es la de la familia Lala. De sus 10 miembros, solo ha sobrevivido un adolescente de 16 años. Bajo los cascotes de su casa quedaron sepultados dos bebés gemelos, dos niños, otro adolescente y el resto de los adultos.
Thaci, sorprendido en plena rueda de prensa
El primer ministro kosovar, Hasim Thaci, se vio sorprendido por una de las réplicas cuando se dirigía a la prensa en una de las zonas afectadas. En el vídeo, se siente el miedo. También se oye un grito y la respiración acelerada y nerviosa de los presentes.
Los treinta segundos que cambiaron el rostro de Durres
30 segundos de terremoto fueron suficientes para que la histórica y turística ciudad costera de Durres quedara marcada por la tragedia. Edificios convertidos en montañas de escombros, otros parcialmente derrumbados o sin fachadas.
En las principales ciudades del país, la población se vuelca con los damnificados, entregando ropa, alimentos e incluso abriendo las puertas de sus casas.
"Es un poco caótico -reconoce Fatos Xengo, de Cruz Roja-. Están trabajando sobre el terremo numerosas instituciones gubernamentales y organizaciones no gubernamentales, que están tratando de ayudar a la gente".
Han llegado rescatistas de numerosos países como Italia, Grecia, Francia, Israel o Rumanía. Albania, el país más pobre de Europa, necesitará sin duda ayuda para levantar cabeza tras el desastre.