Italia acondiciona nuevos espacios para atender al creciente número de enfermos de coronavirus, superior a los 31.500. Pese a las restricciones impuestas, aún no se ha alcanzado el pico de contagios, ha advertido el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte.
PUBLICIDADItalia acondiciona nuevos espacios para atender al creciente número de enfermos de coronavirus, superior a los 31.500 infectados. En Milán se pone a punto un nuevo hospital, mientras que en los centros sanitarios de la región de Lombardía, la más afectada, se están instalando tiendas de campaña y convirtiendo espacios no médicos, como antiguas lavanderías, en salas de tratamiento.
Además de estas medidas, las restricciones impuestas por las autoridades, como el confinamiento y la distancia de seguridad entre personas, están dando sus frutos. Un gráfico compara la curva de contagios en las ciudades de Lodi y Bérgamo. En la primera, donde la cuarentena se inició a principios de febrero, se observa la desaceleración en la tasa de nuevas infecciones. En Bérgamo las medidas se impusieron un mes más tarde.
Un rayo de esperanza, al que se ha unido el capitán italiano del Diamond Princess, el crucero que estuvo en cuarentena debido al COVID-19, con este mensaje: "Somos conscientes de que el país no está atravesando un buen momento, es una situación difícil. Pero estoy convencido al mismo tiempo de que, al estar todos en el mismo barco, si nos mantenemos unidos, con un espíritu de sacrificio y buena voluntad, y si seguimos las instrucciones dadas, este momento pasará y todo irá bien", decía Gennaro Arma.
Pese a ese "espírutu de sacrificio y buena voluntad" de la gran mayoría de italianos, algunos han visto en la crisis del coronavirus una oportunidad de lucrarse. La policía de Nápoles se ha incautado de cientos de miles de mascarillas, falsificadas o vendidas ilegalmente... unos artículos indispensables para los trabajadores sanitarios.