Las autoridades italianas han desplegado unidades antidisturbios en Mondragone, en el sur del país, tras dispararse la tensión entre la población local y una comunidad de migrantes, la mayoría temporeros agrícolas búlgaros, a la que se responsabiliza de un brote del coronavirus.
PUBLICIDADLas autoridades italianas han desplegado unidades antidisturbios en Mondragone, en el sur del país, tras dispararse la tensión entre la población local y una comunidad de migrantes a la que se responsabiliza de un brote del coronavirus. Los migrantes, la mayoría temporeros búlgaros del sector agrícola, residen ilegalmente en un complejo de edificios de un barrio popular de esta localidad situada a unos 60 km al noroeste de Nápoles. Cuarenta y tres de ellos dieron positivo, por lo que las autoridades pusieron en cuarentena a todos los bloques concernidos, donde viven unas 700 personas.
El jueves, violando la orden de encierro, cientos de migrantes se echaron a las calles para protestar por una medida que les impide ganarse el sustento. Los vecinos reaccionaron inmediatamente lanzándoles piedras y objetos, y acusándoles de querer propagar el coronavirus por todo el pueblo. Varios vehículos con matrícula búlgara fueron vandalizados en las horas siguientes.
"En Mondragone no somos racistas... sólo son malos...", gritaba un vecino.
"Los queremos, pero tienen que respetar nuestras leyes", añadía otra ciudadana.
Las fuerzas del orden vigilan el complejo de edificios para que nadie lo abandone durante la cuarentena, que tiene como telón de fondo un goteo de nuevos brotes en todo el país. El presidente de la región Campania, Vincenzo de Luca, no descarta imponer la cuarentena a toda la ciudad si los casos de COVID-19 siguen aumentando.