El Brexit ha convertido en una pesadilla el trabajo soñado por Nik y Emmalou Hussey, un matrimonio del sur de Inglaterra que diseña y vende impermeables a la Unión Europea. De repente, su ropa es más cara, hay más impuestos y mucha burocracia.
El Brexit ha convertido en una pesadilla el trabajo soñado por Nik y Emmalou Hussey, un matrimonio del sur de Inglaterra que diseña y vende impermeables a la Unión Europea. De repente, su ropa es más cara, hay más impuestos y mucha burocracia.
"Todavía no lo entendemos del todo, significa noches de insomnio, trabajar después de medianoche, sin concentrarse en las chaquetas, simplemente haciendo tareas de administración", la menta Nick Hussey.
Aunque utilizan fábricas en toda Europa para confeccionar sus diseños, el Brexit les obliga a modificar su estrategia comercial:
"Hemos tenido que replantearnos todo. No utilizaremos tantas empresas británicas. Nuestras prendas se fabrican en Europa y allí nos abasteceremos de cosas como botones o cremalleras en vez de aquí. Dijeron que pasaría lo contrario, pero el Brexit no beneficia a las empresas británicas", sentencia Emmalou Hussey.
A 20 millas de distancia los dueños de la cervecería Wild Beer CO están probando los tragos más amargos del Brexit. Las tasas aduaneras son demasiado elevadas y los pedidos han dejado de llegar. La inquietud crece como la espuma:
"El riesgo para nosotros es que tengamos que descartar Europa para las ventas, y debamos buscar ventas fuera de Europa. Lo cual no es tan fácil como decía el Gobierno", se queja Giles Jenkinson, gerente de la cervecería.
La realidad para las empresas que exportan en este país es que no pueden llevar el producto de un punto a otro. No lejos de la cervecería se encuentra la quesería Westcombe Dairy. En los almacenes hay alineados cientos de quesos cheddar. Normalmente se lo comen los franceses, los holandeses, los italianos, los alemanes... pero ahora mismo están atascados en el Reino Unido.
Una auténtica contrariedad para el productor, Tom Claver, que, de golpe, ha visto reducido su mercado de 500 millones a 66 millones de consumidores. El Brexit reitera multiplica los costes:
"La realidad de la burocracia y el papeleo para cualquiera es más coste. Coste en tiempo, coste en energía y coste monetario. Y en realidad es lo mismo de siempre, es el no saber. Es más difícil planificar, y eso también tiene costes".
Como Tom decenas de miles de pequeños negocios británicos que vivían de sus exportaciones a la UE tienen ante sí un futuro incierto. El Gobierno asegura que seguirá trabajando estrechamente con las empresas para ayudarlas adaptarse a las nuevas reglas.