La Comisión Europea y el Gobierno británico se han comprometido a encontrar soluciones para evitar inconvenientes derivados de los controles a productos transportados entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
La Unión Europea y el Reino Unido han acordado ponerse manos a la obra para solucionar importantes flecos dejados por el Brexit, sobre todo respecto al protocolo que elimina la frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Este crea, sin embargo, una frontera imaginaria en el Mar de Irlanda con aduanas y controles veterinarios para algunos productos que viajan desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte.
Retrasos, escasez y conflictos del pasado
Londres ha pedido la extensión del período de transición para descongestionar estos procesos que ya han producido escasez y retrasos de mercancías.
El pasado viernes, la Comisión Europea tuvo que rectificar y anular los controles a la exportación de vacunas en Irlanda del Norte, que acababa de imponer, reconociendo que suponían un grave error.
"Esto debería ser una carretera de dos sentidos, el Reino Unido deber cumplir aquello a lo que se ha comprometido: aplicar el protocolo adecuadamente. Para nosotros esto es clave para evitar una frontera dura, para mantener la paz", ha dicho el vicepresidente de la Comisión Maros Sefcovic.
Los chequeos de alimentos de origen animal ya habían sido suspendidos tras la aparición de graffitis en barrios protestantes y de amenazas de grupos paramilitares unionistas contra los trabajadores que los efectuaban. Los unionistas creen que esos controles pueden crear una brecha entre Irlanda del norte y el resto del país y provocar tensiones sociales relacionadas con el proceso de paz norirlandés.