Una arraigada tradición mexicana que sobrevive a duras penas tras más de un año sin reuniones por causa de la pandemia.
En Ciudad de México van reabriendo los mercados cerrados por la pandemia. Y con ellos vuelven los artesanos creadores de las coloridas piñatas, pieza fundamental en este país de toda fiesta de cumpleaños que se precie. Su gran esperanza, recuperar las enormes pérdidas sufridas durante un año sin negocio.
Valentina Rojas lleva 38 años fabricándolas.
"Había veces que se vendían entre treinta y setenta piñatas al día. Ahorita ya no. El año pasado ya no trabajamos porque no se podía. Ahora no sabemos cómo va a estar".
Apenas dos piñatas por semana
Estas variopintas obras de cartón, arcilla o papel maché pueden costar entre dos y 120 euros.
Víctor Sanjenís es otro consumado artista piñatero. Ha tenido que despedir a personal de su taller porque sus ventas han bajado un noventa por ciento, ahora solo consigue vender una o dos por semana.
"Estoy totalmente afectado, La venta bajó en un 90%. Vendíamos unas quince o veinte piñatas a la semana. Ahora estamos vendiendo una o dos a la semana. He visto en las noticias que en Durango un hombre no podía sobrevivir y cambiaba sus piñatas por comida".
Cambiar de oficio
La tradición de las piñatas en México se remonta al siglo XVI. Se cuelgan en las celebraciones para que niños o mayores las rompan y recojan los dulces o juguetes que había en su interior. Mientras el coronavirus no nos permita volver a juntarnos en fiestas y reuniones, el sector seguirá sobreviviendo a duras penas. Muchos creadores, entre tanto, se habrán visto obligados a cambiar de oficio.