Moscú ha asegurado que aún no hay acuerdo y ha criticado que se informe de la operación antes de haberse realizado. El secretario de Estado estadounidense ha dicho que hablaría con su homólogo Serguéi Lavrov, en la primera conversación desde la invasión rusa de Ucrania en febrero.
PUBLICIDADIntercambio de presos entre Estados Unidos y Rusia.
El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken ha anunciado haber presentado un plan a Moscú para la liberación de dos compatriotas detenidos en suelo ruso. Y que mantendría en los próximos días una conversación telefónica sobre el tema con su homólogo Serguéi Lavrov, la primera desde la invasión rusa de Ucrania en febrero.
Negociaciones en marcha
"Hace semanas pusimos sobre la mesa una importante propuesta para facilitar su liberación. Nuestros Gobiernos se han comunicado repetida y directamente sobre esa propuesta. Usaré la conversación para hacer un seguimiento personal, espero avanzar hacia una solución".
Espionaje y tenencia de drogas
Los estadounidenses en cuestión son Paul Whelan, ex infante de marina detenido en la capital rusa por los servicios de seguridad en 2018 y condenado a 16 años de cárcel por espionaje.
Y Brittney Griner, jugadora de baloncesto y doble campeona olímpica, arrestada el pasado febrero en el aeropuerto de Moscú por llevar aceite de cannabis, prohibido en Rusia. Se enfrenta a una pena de hasta diez años de prisión. En el juicio que se celebra actualmente ha declarado que lo usa como tratamiento médico para dolores relacionados con su actividad física.
A cambio Washington liberaría a Viktor Bout, traficante de armas ruso condenado a 25 años de cárcel en 2012.
El Kremlin se queja del anuncio
El estadounidense Trevor Reed fue liberado el pasado abril en un intercambio similar.
Rusia asegura que aún no se ha cerrado ningún acuerdo al respecto. Y ha criticado el anuncio de Blinken, pues mantiene que estas operaciones solo se dan a conocer una vez efectuadas, afirmando además que todavía no ha solicitado mantener esa conversación telefónica con Lavrov.
Ambos países alegan que las sentencias contra sus ciudadanos no tienen fundamento.