Viktor Orbán, primer ministro húngaro conocido por su oposición a la inmigración, abre las puertas del país a cientos de ciudadanos de ‘terceros países’, los llamados ‘trabajadores invitados’. Una paradoja que se investiga en el programa Euronews-WITNESS.
Viktor Orbán es conocido como uno de los dirigentes de la Unión Europea más duros con la inmigración. Sin embargo, a falta de mano de obra local, y ante los nuevos avances industriales, el primer ministro húngaro abre las puertas del país a cientos de ciudadanos de ‘terceros países’, los llamados ‘trabajadores invitados’. Una paradoja que nuestros reporteros Valerie Gauriat y Zoltan Siposhegyi investigan en esta edición del programa Euronews-WITNESS. En el vídeo de la parte superior de este artículo, puedes ver su reportaje.
Entre los trabajadores que, al término de su jornada laboral, salen de una fábrica que no ha querido ser identificada, un grupo de alegres mujeres nos saluda. Acaban de llegar de Filipinas, con un contrato de dos años.
Las seguimos hasta uno de los alojamientos que les proporciona su empleador directo, una empresa de contratación húngara, que también les ofrece una cantidad económica para alimentación.
"Este lugar es muy bonito, tiene todas las comodidades", señala Monette, que llegó en el pasado mes de mayo. “Resulta muy cómodo trabajar aquí, porque el sueldo llega íntegro al empleado”. A la pregunta de cómo reacciona la población local ante su presencia, ella y sus amigos son tajantes: "¡No hemos sentido ninguna discriminación! La gente es cálida y amable, nos sentimos bienvenidos, y como en casa, aquí en Hungría", dice Monette.
Urgente necesidad de mano de obra en Hungría en los próximos años
La primavera pasada, Viktor Orbán declaró que el país necesitaría crear medio millón de nuevos puestos de trabajo en los próximos años, admitiendo que se necesitaba mano de obra extranjera.
Se calcula que unos 700 000 húngaros abandonaron el país para trabajar en el extranjero, principalmente en países de Europa occidental. Así, hoy día, falta mano de obra local en Hungría.
"Debido a las crecientes demandas de inversión, las empresas establecidas en suelo húngaro intentan, cada vez más, encontrar mano de obra en el extranjero", afirma Ákos Jáhny, director general de una empresa húngara de selección de personal, que contrata a cientos de trabajadores en el extranjero cada mes, principalmente en Asia.
Esta es una tendencia que preocupa al responsable de la Federación de Trabajadores de la Química de Hungría. "Los salarios son los mismos para los trabajadores húngaros, y los de ‘terceros países’. Pero… como los empresarios tienen que pagar el alojamiento y la comida de los denominados ‘trabajadores invitados’, los húngaros salen perdiendo. Y, eso, dificulta mucho las negociaciones salariales".
El tema es delicado en Hungría, donde una nueva ley facilitará la entrada de ‘trabajadores invitados’ en el país.
Están en juego importantes proyectos industriales, sobre todo en el sector de las baterías eléctricas. El equipo de Euronews viaja a la ciudad de Göd, donde el gigante coreano Samsung ha instalado una enorme fábrica de baterías. La empresa no respondió a las solicitudes de los periodistas para realizar una entrevista.
Dos formas diferentes de 'entender la vida' que generan conflictos entre 'vecinos'
Entretanto, la población local está ‘en pie de guerra’. "Los principales problemas son: el ruido y el impacto en el medio ambiente", señala una ciudadana residente en un barrio cercano, que prefiere permanecer en el anonimato. "Han convertido una casa del barrio en un albergue para ‘trabajadores invitados’. Gritan mucho, escupen en la calle... Su cultura no es compatible con nuestro entorno vital", añade, mostrando su malestar.
Un ambiente diferente espera al equipo de Euronews más al sur de Budapest, concretamente, en la ciudad de Kistelek. Los periodistas visitan una de las fábricas húngaras del gigante italiano de cables eléctricos Prysmian.
Firman es uno de los 60 trabajadores indonesios contratados por la empresa, una compañía que no encontraba suficiente mano de obra local. "Aunque trabajar aquí es duro… creo que es bueno, porque aquí todo el mundo siempre me ayuda", señala el joven indonesio, entusiasmado. "Apoyan nuestro desarrollo profesional y nos dan clases para aprender el húngaro. Y, además, aprendo mucho sobre liderazgo. Creo que aquí tendré muchas oportunidades", añade.
Firman y sus compañeros indonesios se ganaron rápidamente la estima de sus homólogos húngaros. "Estábamos preocupados, pero todos cambiaron de opinión a los pocos días. Llevo aquí 40 años, y él también estará, otros tantos", indica Tio Prosetyo, jefe de equipo del Grupo Prysmian en Hungría, y compañero de trabajo de Firman.
"Creo que esto es el futuro", concluye Tiago Fontela Campelo, director de Recursos Humanos del Grupo Prysmian en Hungría. "Tenemos previsto extender esta experiencia por toda Europa. En el futuro veremos, cada vez más, este tipo de cooperación, en empresas de toda Europa".