Tel Aviv vuelve a vivir otro sábado de protestas por las políticas del Gobierno israelí, pero esta vez teñido de sangre y conmoción por los secuestros de Hamás.
PUBLICIDADComo cada sábado en Tel Aviv, desde hace 39 semanas, activistas políticos han acudido a protestar contra el gobierno frente al Ministerio de Defensa israelí. En el primer Shabat, día de descanso judío, desde los atentados de Hamás de hace una semana, han acudido también para apoyar a las familias de los rehenes y exigir su liberación inmediata.
Shira Elbag es madre de una rehén y señala: "Esta es mi hija Liri Elbag. La secuestraron en pijama. De madrugada, con rumbo a Gaza. Y la quiero de vuelta ya. Es militar, estaba en la base del ejército. Tiene 18 años, es sólo una niña. Pero no quiere luchar. Nadie quiere luchar. Creo que en Gaza tampoco quieren luchar. Nadie quiere luchar. Sólo quieren vivir".
Al menos 150 rehenes fueron secuestrados por los asaltantes. Hamás afirma que más de 20 de sus cautivos murieron en los ataques aéreos israelíes sobre la Franja de Gaza.
La esposa y los dos hijos de Avihai fueron secuestrados en su casa, cerca de la frontera de Gaza. Desde entonces no ha sabido nada de ellos. Él organizó la concentración para enviar un mensaje al mundo.
"Hay una razón por la que se ha hecho. Alguien o algo está tratando de decirnos algo. Lo que quiero creer es que nos está intentando decir: "Paz, no guerra". Todos somos humanos. Nadie quiere que haya niños muertos", apunta Avihai Brodetz, esposo y padre de rehenes.
"El hecho de que estén deshumanizando a todos los gazatíes y a todos los palestinos, en realidad acabará volviéndose contra los israelíes. Estar en contra de Hamás no significa que se tenga que matar a un solo niño de Gaza", destaca la activista Chitayat Kashi.
Hay una gran conmoción entre las familias que exigen la liberación de sus familiares tomados como rehenes, pero todas las personas con las que hemos hablado piden también que se ponga fin a la política que, según