Finlandia tomó la decisión de cerrar cuatro puestos de su frontera para luchar contra la inmigración ilegal. El país nórdico acusa a Rusia de "canalizar" personas indocumentadas hacia la frontera, permitiéndolas pasar sin control por el lado ruso.
Centenares de rusos y ciudadanos condoble nacionalidad se concentraron ante el Parlamento finlandés en Helsinki para p****rotestar por el cierre de los puestos de control de la frontera sur entre ambos países. Hicieron hincapié en que apoyan el derecho de Helsinki a defender la seguridad, pero les preocupa que incluso las personas que tienen derecho legal a entrar (o salir) de Finlandia se encuentren ahora en una situación muy complicada, ya que los puestos de control del norte son más pequeños que los cerrados y su acceso es mucho más difícil.
En la medianoche del viernes al sábado, Finlandia cerró los cuatro puestos de control más grandes y meridionales. Los cinco más septentrionales siguen abiertos, pero los inmigrantes sólo pueden solicitar asilo en dos de ellos. Sin embargo, ya el sábado uno de esos puntos, Vartius, vio llegar hasta 61 migrantes indocumentados.
La frontera entre Finlandia y Rusia se extiende a lo largo de unos 1.000km, desde la densamente poblada costa del Báltico, en el sur, hasta el norte subártico, donde hay numerosas bases y objetos militares rusos. Pero los cientos de kilómetros intermedios apenas están poblados, especialmente en el lado ruso.
Finlandia acusa a Rusia de "canalizar" inmigrantes indocumentados hacia la frontera, permitiéndolos pasar sin control por el lado ruso y dejando que los guardias fronterizos finlandeses se ocupen de todo. Helsinki afirma que se trata de una "represalia" del Kremlin por la marcada inclinación de Finlandia hacia la OTAN. Moscú niega rotundamente las acusaciones.