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Guerra entre Israel y Hamás: Los familiares israelíes de los rehenes se enfrentan a un agonizante limbo

Varios israelíes se abrazan junto a las fotos de las personas asesinadas y secuestradas por militantes de Hamás durante su asalto al festival de música Nova, en el sur de Israel.
Varios israelíes se abrazan junto a las fotos de las personas asesinadas y secuestradas por militantes de Hamás durante su asalto al festival de música Nova, en el sur de Israel. Derechos de autor Ohad Zwigenberg/The AP
Derechos de autor Ohad Zwigenberg/The AP
Por Euronews con AP
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Casi dos meses después de iniciado el conflicto, muchos israelíes no saben si sus familiares tomados como rehenes o perdidos en el caos del 7 de octubre están vivos o muertos.

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El 7 de octubre, cuando militantes de Hamás llevaban a cabo varios ataques en un festival de música en el sur de Israel, Hanan Yablonka y cuatro amigos suyos intentaron huir de la matanza.

Los amigos murieron, pero la suerte de Yablonka sigue siendo un misterio.

El teléfono del ciudadano israelí de 42 años se encontró en el coche acribillado a balazos, que él y sus compañeros utilizaron en su intento de huida, pero desde entonces no ha habido rastro de Yablonka. No hay actualizaciones en las redes sociales ni respuestas a los mensajes.

Como tantas otras familias israelíes, la de Yablonka sigue sin tener noticias de lo que le ha ocurrido. Es una de las decenas de personas que siguen en paradero desconocido tras los ataques de Hamás en Israel, la muerte de unas 1200 personas y la toma de unos 240 rehenes, varios ya liberados, tanto en el festival de música Tribe of Nova Trance como en otros lugares.

Fotos de personas asesinadas y secuestradas por Hamás durante el festival de música Nova se exhiben en el lugar de los hechos, en un acto en recuerdo de las víctimas.
Fotos de personas asesinadas y secuestradas por Hamás durante el festival de música Nova se exhiben en el lugar de los hechos, en un acto en recuerdo de las víctimas.Ohad Zwigenberg/The AP

Algunos de los cuerpos de los fallecidos sufrieron quemaduras tan graves en incendios o explosiones, durante los atentados, que su identificación es casi imposible. Otras de las víctimas de los ataques, que podrían seguir vivas, no han sido localizadas, lo que obliga a las familias a vivir en un limbo que parece no tener fin.

"Es una gran pesadilla", señala a The Associated Press Emanuel Abady, sobrino de Yablonka.

"¿Está vivo, está muerto, o... dónde está el cuerpo? Quizá esté en Gaza... Quizá le hirieron, quizá le dispararon, pero está en Gaza", añade.

Inmediatamente después de los ataques, la Policía, el Ejército y los investigadores se enfrentaron a una escena del crimen con numerosos cadáveres, tratando desesperadamente de identificar a los muertos, y a los secuestrados.

Obtener respuestas claras sobre el paradero de las personas y el número de muertos fue, y sigue siendo, todo un reto. En noviembre, el Ejército ajustó el número de muertos de más de 1400, a aproximadamente 1200, pero no especificó por qué.

También ha actualizado repetidamente el número de las personas que se cree que han sido tomados como rehenes y trasladados a Gaza.

Funcionarios israelíes indicaron a The Associated Press que aún se desconocía el destino de decenas de ciudadanos, pero no respondieron a las múltiples peticiones de comentarios sobre por qué se ha tardado tanto en identificarlos, y por qué se ha ajustado el número de muertos.

El Ejército, también conocido como FDI, ha anunciado que ha recurrido a la ayuda de arqueólogos para aplicar técnicas de excavación utilizadas en yacimientos antiguos quemados y dañados, para ayudar a identificar a las víctimas. Hasta ahora los expertos han ayudado a identificar, al menos, a 10 personas.

Algunas personas que inicialmente se pensó que habían sido tomadas como rehenes han sido, lamentablemente, declaradas muertas.

En ese grupo se encuentra Vivian Silver, activista israelí por la paz nacida en Canadá, cuya familia acaba de recibir la notificación de que ha sido asesinada.

Sin embargo, por otro lado, se ha descubierto que otras personas que se creían muertas, habían sido secuestradas.

Emily Tony Korenberg Hand, de nueve años, era una de ellas. Fue liberada el pasado sábado.

Cadáveres de israelíes muertos en un ataque sin precedentes, de Hamás, son recogidos para su identificación en una base militar de Ramla, Israel, el 13 de octubre.
Cadáveres de israelíes muertos en un ataque sin precedentes, de Hamás, son recogidos para su identificación en una base militar de Ramla, Israel, el 13 de octubre.Francisco Seco/The AP

Los cuerpos de las víctimas, junto con otros restos humanos, han sido trasladados a la base militar de Shura, en el centro de Israel. Un lugar convertido, ahora, en morgue para la identificación de las víctimas.

Al principio, era más fácil identificar los cuerpos que estaban más intactos, explicaron los especialistas forenses. Ahora, la recta final de este trabajo se ha vuelto minucioso, con la necesidad de cribar los huesos calcinados, lo que dificulta considerablemente la extracción y cotejo del ADN.

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Otros medios de identificación, como las huellas dactilares o los registros dentales, a menudo, no pueden utilizarse.

"Es un proceso largo. A veces no tenemos el hueso o la muestra adecuados para dar con la respuesta... Cuando tienes muestras difíciles, el proceso lleva tiempo", explica Gila Kahila Bar-Gal.

Se trata de una experta en investigación forense de fauna salvaje y ADN antiguo, que ha trabajado como voluntaria en el Instituto Nacional de Medicina Forense para ayudar a identificar a las víctimas. Según ella, identificar huesos quemados puede llevar hasta el doble de tiempo.

También ha sido difícil determinar cuántas personas fueron secuestradas en el caos que se desató cuando Hamás entró en Israel, desde Gaza.

"Muchas personas acabaron irrumpiendo a través de las barreras aquel día: civiles, militantes... y Hamás. Todavía no está muy clara la magnitud de quién fue secuestrado y quién retiene a todo el mundo", explica a AP Mairav Zonszein, analista sobre Israel del International Crisis Group.

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El sobrino de Yablonka cree que su tío sigue vivo y que, probablemente, fue secuestrado. A través de vídeos, mensajes de texto y llamadas telefónicas, la familia ha podido reconstruir las últimas horas, antes de su desaparición.

Yablonka era uno de los miles de asistentes al festival de música Nova, cerca de la frontera con Gaza. Padre de dos hijos, le encantaba la música, señala Abady.

Sin embargo, sus familiares no sabían que había ido al festival, y solamente cuando no tuvieron noticias suyas, a última hora del 7 de octubre, empezaron a preocuparse, a hacer llamadas, a buscar en las redes sociales, y a ponerse en contacto con la Policía.

Objetos personales procedentes del recinto del festival de música Nova, expuestos para que familiares y allegados los recojan en el complejo Kochav HaYam, el 19 de noviembre.
Objetos personales procedentes del recinto del festival de música Nova, expuestos para que familiares y allegados los recojan en el complejo Kochav HaYam, el 19 de noviembre.Christopher Furlong/Getty Images

Cuando esa mañana sonaron las sirenas que alertaban de la presencia de cohetes de Hamás, un vídeo de vigilancia recibido por la familia, y visto por el personal de AP, muestra a un hombre que, según la familia, es Yablonka en un aparcamiento abarrotado, del festival, en un momento dado, agachado detrás de un coche.

Poco antes de las 7 de la mañana, hora local, uno de sus amigos llamó al servicio de emergencias de Israel desde el coche, diciendo que habían disparado a alguien. Los mensajes de texto enviados por dos mujeres del grupo a sus familias, indicaban que Yablonka conducía, y que estaban intentando escapar.

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Otro vídeo enseñado a la familia mostraba el coche siniestrado, con la ventanilla trasera y los cristales rotos, una mochila y ropa esparcidas por el asiento.

El coche fue encontrado cerca del kibutz de Mefalsim, a pocos kilómetros del lugar del festival, con los cadáveres de los tres amigos de Yablonka cerca, según Abady.

A pesar de todos esos indicios, no había rastro de Yablonka, ni siquiera salpicaduras de sangre. Sus llaves, teléfono y documentos de identidad estaban dentro del coche, pero no había más pruebas que pudieran ayudar a su familia a localizarlo.

Así, sus familiares han proporcionado muestras de ADN, junto con su historial dental e información médica, con la esperanza de que sea encontrado e identificado.

Según Sarah Davies, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja, el estrés y la ansiedad de no saber qué le ha ocurrido a un ser querido tienen un enorme impacto psicológico y emocional.

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"Viven con un enorme vacío en sus vidas. Por la mente de los familiares pasan innumerables escenas... imaginando lo peor y sin poder hacer nada al respecto", explica.

Para algunas familias es demasiado doloroso esperar respuestas.

Una persona sostiene un cartel de la difunta Vivian Silver, mientras profesionales sanitarios asisten a una marcha frente al Comité Internacional de la Cruz Roja en Londres.
Una persona sostiene un cartel de la difunta Vivian Silver, mientras profesionales sanitarios asisten a una marcha frente al Comité Internacional de la Cruz Roja en Londres.Kin Cheung/The AP

A principios de noviembre, la familia de Liel Hetzroni, de 12 años, puso parte de su ropa, sus efectos personales y cenizas del lugar donde creían que había muerto, dentro de un ataúd, y lo enterraron junto a su hermano gemelo y su tía.

Los tres estaban atrapados en una casa con docenas de personas más en el kibutz de Be'eri durante un enfrentamiento de varias horas entre militantes de Hamás y soldados israelíes que terminó con una explosión, matando a casi todos los que estaban dentro.

Aunque los restos del hermano y la tía de Liel fueron identificados rápidamente, no hubo rastro de Liel durante semanas, explica Sagi Shifroni, primo de Liel.

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"La espera no fue saludable para el alma ni para nuestra familia", dice Shifroni. Poco después de enterrar el ataúd, el ejército les informó de que habían encontrado uno de sus huesos.

"Sienta bien que aprueben lo que ya sabíamos", explica. "Se trata de una especie de cierre del asunto", añade.

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