Los nuevos datos sobre los beneficios de las mayores empresas del mundo han renovado las peticiones de impuestos extraordinarios permanentes en todos los sectores de la economía.
PUBLICIDADUn estudio publicado el jueves por Oxfam y ActionAid revela que 722 empresas mundiales obtuvieron en conjunto más de un billón de dólares (917.000 millones de euros) al año en beneficios extraordinarios en 2021 y 2022.
De estas empresas, 45 compañías energéticas obtuvieron una media de 217.000 millones de euros al año en beneficios extraordinarios, mientras que empresas de otros sectores, como alimentación y bebidas, banca y farmacia, también vieron aumentar sus ganancias, según las dos ONG.
El análisis se basa en la clasificación Global 2000 de Forbes y define los beneficios extraordinarios como aquellos que superan en más de un 10% los beneficios medios de los cuatro años anteriores.
Mientras tanto, según las dos ONG, 1.000 millones de trabajadores de 50 países sufrieron un recorte salarial real de 746.000 millones de dólares (686.000 millones de euros) en 2022.
Oxfam y ActionAid reclaman una tasa sobre el exceso de beneficios que podría utilizarse para paliar el aumento del coste de la vida y financiar proyectos de desarrollo en el llamado Sur Global.
"Existe un problema de injusticia: las empresas obtienen enormes beneficios inesperados mientras la gente tiene dificultades para pagar la factura de la luz o comprar alimentos en el supermercado. Esto es inaceptable", ha afirmado Chiara Putaturo, asesora de Oxfam sobre desigualdad y política fiscal en la UE.
"Vimos que en algunas empresas, el 85% de todos los beneficios extraordinarios generados en 2022 fueron a parar a los accionistas, alimentando los bolsillos de personas ya ricas. Los consejeros delegados mejor pagados de cuatro países disfrutaron de un aumento salarial real del 9% en 2022, mientras que los salarios de los trabajadores cayeron un 3%", ha añadido.
Según Quentin Parrinello, asesor político principal del Observatorio Fiscal de la UE, el argumento de los críticos de que un impuesto sobre los beneficios extraordinarios desincentiva la inversión no tiene fundamento, pero el diseño del gravamen es fundamental.
"Estamos viendo cómo algunas grandes empresas -no todas- registran beneficios récord, no por el aumento de la productividad ni por la innovación, sino porque son capaces de subir los precios e inflar sus márgenes", ha afirmado.
"El impuesto sobre los beneficios extraordinarios puede en realidad incentivar la inversión, porque se trata más bien de dinero que no irá a parar a los bolsillos de los accionistas y se reinvertirá en las empresas".
"Para nosotros, lo que importa mucho es que el diseño garantice que atajamos el exceso de beneficios derivados de la subida de precios en lugar de la actividad regular y el rendimiento de la inversión", ha añadido.
En junio, un informe del Fondo Monetario Internacional afirmaba que casi la mitad del aumento de la inflación en Europa en los dos últimos años se debe al incremento de los beneficios empresariales. La Presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, también afirmó en junio que los beneficios empresariales fueron el principal motor de la inflación en 2022 y volverán a serlo en 2023.
El pasado mes de septiembre, los ministros de Energía de la UE acordaron un impuesto temporal a las empresas de combustibles fósiles que se benefician de la subida de los precios de la energía. La tasa, denominada "contribución de solidaridad", se aplica a los beneficios que superen el 20% de los beneficios medios anuales de una empresa desde 2018.
Aunque todos los Estados miembros de la UE deben aplicar el impuesto, los avances varían de un país a otro, ya que algunos aún no han adoptado las medidas.
Un portavoz de la Comisión Europea dijo que la institución está evaluando la forma en que cada Estado miembro ha aplicado la contribución de solidaridad o una medida nacional equivalente promulgada y, si es necesario, haciendo un seguimiento con el Estado miembro en cuestión para garantizar el pleno cumplimiento de la legislación de la UE.
La tasa de la UE se topó con la resistencia de algunas empresas, que alegaron que cercena las inversiones en nuevas tecnologías, incluidas las ecológicas. A pesar del mecanismo, las grandes petroleras obtuvieron beneficios récord en 2022.
La contribución de solidaridad es una medida temporal que se aplica únicamente a los beneficios de 2022 y 2023. Oxfam y ActionAid piden un impuesto permanente que se extienda a todos los sectores que obtengan beneficios extraordinarios.
Portugal es el único país de la UE que se centra actualmente en las empresas de distribución alimentaria. Países como Hungría se dirigen a varios sectores, entre ellos el farmacéutico y el de los medios de comunicación, mientras que el impuesto sobre beneficios extraordinarios de Croacia se aplica a todas las empresas que superen un determinado umbral de ingresos.
PUBLICIDADSegún Parrinello, es necesaria una mayor coherencia entre los Estados miembros: "Los distintos países aplican sistemas diferentes para hacer frente a los beneficios extraordinarios. Algunos gravan las ventas y los beneficios con ciertas limitaciones. Necesitamos armonizarlo todo lo posible".
Oxfam y ActionAid afirman que un impuesto sobre los beneficios extraordinarios podría generar cientos de miles de millones de fondos que podrían desviarse a la lucha contra la pobreza y el cambio climático.