Según el museo, Rembrandt y la mundialmente famosa empresa de tatuajes Schifmacher & Veldhoen tienen mucho en común: son maestros de su oficio y están profundamente arraigados en el ADN de Ámsterdam.
PUBLICIDADLas grandes obras de Rembrandt son tatuadas para la eternidad en Àmsterdam. La Casa Museo Rembrandt atrae a los aficionados, con un espacio especialmente diseñado para que el famoso tatuador holandés Henk Schiffmacher entinte bocetos del artista, en el que fue el hogar del maestro del Siglo de Oro.
Según el museo, Rembrandt y la mundialmente famosa empresa de tatuajes Schifmacher & Veldhoen tienen mucho en común: son maestros de su oficio y están profundamente arraigados en el ADN de Ámsterdam.
Lilian Rachmaran, que trabaja en el museo, fue la primera persona que se sentó en la silla de Schiffmacher.
Su tatuaje fue la versión de uno de los famosos bocetos de Rembrandt: un elefante asiático que se cree que es Hansken, que llegó por primera vez a Ámsterdam en 1633, como regalo para el Príncipe de Orange.