El Festival Internacional de Música de Armenia demuestra no sólo la solidaridad, sino también la continuidad y la importancia de la cultura para todo un pueblo y una nación.
PUBLICIDADArmenia, el Estado cristiano más antiguo del mundo, encrucijada de civilizaciones e influencias, en el Cáucaso Sur, en las fronteras de Europa y Persia, encajada entre las esferas rusófona y turcófona.
Una situación única, un contexto político dramático con una afluencia de 100 000 refugiados, olvidados por muchos, procedentes de Nagorno-Karabaj, disputado desde los años 90 entre Armenia y Azerbaiyán.
Una rica cultura musical
La cultura, y la música en particular, está en el corazón de la identidad armenia, lo que llevó a Aleksandr Yesayan a convertirse en uno de los principales mecenas del festival internacional de música "Armenia", que se celebra desde hace 7 años en Ereván, la capital armenia.
"Creo que la cultura ha desempeñado un papel importante a lo largo de los siglos de nuestra historia, así como un papel vital en la promoción de la cultura armenia y de Armenia como nación en el mundo. Creo que hay muchas oportunidades para que países como el nuestro puedan mostrar su patrimonio, su historia, su cultura actual y, además, ir más allá para mostrar nuestros nuevos talentos al mundo", dice Yesayan.
El director Sergey Smbatyan es el fundador y director artístico de la Orquesta Sinfónica Estatal de Armenia, creada a partir de la Orquesta Sinfónica Juvenil Estatal:
_"Es una orquesta joven con una visión muy anticuada de ser famosa y estar en la lista de las grandes orquestas, pero también con una agenda muy creativa y la sensación de que en la actualidad es importante representar y encontrar la manera correcta de la oferta, la oferta de la música._Pero también que creemos de algún modo una química agradable para el público joven", dice el director.
Desde entonces ha creado el festival internacional de música "Armenia", que durante un mes a principios de otoño ofrece un programa de conciertos que combina música armenia y del mundo, clásica y contemporánea.
"Armenia es un país muy apasionado por su cultura y su música, y esta orquesta es en realidad el primer ejemplo, porque en un país con tan poca capacidad financiera, esta orquesta se ha convertido en una orquesta profesional a tiempo completo, en el siglo XXI, y hay muy pocos países en el mundo en los que esto haya sucedido, lo que dice mucho de la devoción de Armenia por la música", dice Martine Varnik.
Para clausurar el festival, la orquesta interpretó "Symphonic Adiemus" de Karl Jenkins, compositor galés contemporáneo que vino a Ereván hace 4 años para dirigir su propia composición.
Este año, la recaudación de los conciertos del festival se destinará a ayudar a la población desarraigada de Nagorno-Karabaj que ha tenido que huir de su patria. Para los armenios, la cultura y la música son una de las piedras angulares de su identidad.