Los líderes europeos dan por sentado que habrá Brexit y que la forzaleza de Johnson dará certidumbre a las negociaciones
PUBLICIDADBoris Johnson ha sido el gran ausente de la cumbre de Bruselas, pero su victoria en las elecciones británicas ha estado muy presente.
Los líderes europeos saben que el camino hacia el Brexit se ha despejado.
"Esperamos que el Parlamento Británico vote lo antes posible el acuerdo de salida. Es muy importante porque nosotros ya estamos listos para entrar en la próxima fase", ha declarado Charles Michel, presidente del Consejo Europeo.
La ruptura oficial debería producirse el 31 de enero. Pero eso no significa que las negociones hayan terminado. Por el contrario, queda un largo camino hasta fijar la futura relación entre Reino Unido y la Unión Europea. Y prima la idea de que sea lo más estrecha posible.
"A nuestros amigos y aliados británicos, me gustaría decirles algo muy simple: en estas elecciones han ratificado la elección que hicieron hace tres años. Pero no se van de Europa. Se quedan a nuestro lado y nosotros al suyo", ha dicho Emmanuel Macron, presidente de Francia.
La canciller alemana piensa por su parte que puede servir para dar un nuevo impulso a la Unión Europea.
"Significa que tendremos un competidor que quiere mostrar al mundo su poder y su fuerza, justo a nuestras puertas. Pero eso puede tener el efecto secundario positivo: obligarnos a reaccionar", ha explicado Angela Merkel.
Algunos, como el primer ministro checo, no han podido ocultar su decepción.
"Johnson ha ganado y Reino Unido se va, y esto no es una buena noticia para Europa", se ha lamentado Andrej Babis.
En cualquier caso, Bruselas sabe que tiene ante sí a un interlocutor fuerte. Y eso permite avanzar en un terreno menos pantanoso.
La posición de España
Para el presidente del gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, el resultado de las elecciones británicas es una buena noticia en la medida en que "da certidumbre y favorece un Brexit ordenado".
En lo que se refiere al acuerdo sobre la neutralidad climática, Sánchez ha restado importancia a la posición de Polonia. Considera que su petición de flexibilidad no contradice el objetivo que se ha fijado la Unión Europea para 2050.
Pero España ha querido dejar claro que el dinero que se movilizará para la transición energética no debe dar prioridad a los países que más problemas han creado.