Washington y Bruselas empiezan a trabajar para reparar sus relaciones. Y en la lista de acciones urgentes destaca la eliminación de los aranceles de Trump sobre los productos de acero y aluminio de la UE y sus contramedidas europeas.
La última cumbre entre Estados Unidos y la UE tuvo lugar cuatro meses despues del inicio de la presidencia de Donald Trump. El encuentro no dio para mucho y desde allí la relacion fue cuesta abajo. Y no hubo ninguna otra cumbre.
Ahora Washington y Bruselas empiezan a trabajar para reparar sus relaciones. Y en la lista de acciones urgentes destaca la eliminación de los aranceles de Trump sobre los productos de acero y aluminio de la UE y sus contramedidas europeas.
El problema es que a la industria siderúrgica de EEUU le gustan los aranceles de Trump, pero las industrias que sufren los aranceles europeos los odian. En consecuencia, Biden debe actuar con cuidado. Su secretaria de Comercio, Gina Raimondo, le pasa la pelota a China. "El problema real no es la UE per se, es China y el exceso de oferta de acero y aluminio barato y sucio que China está impulsando hacia nuestros mercados y que luego se extiende a Estados Unidos y amenaza a nuestra industria siderúrgica y a nuestros trabajadores del acero, que son vitales. Así que es complejo. Es complicado", cree Raimondo
Parte del trabajo de los socios transatlánticos es gestionar la competencia con China. La República Popular plantea un importante desafío al comercio y la tecnología. Y enfrentar las prácticas que no siguen las reglas comerciales y los abusos económicos de China representará un esfuerzo conjunto importante.
"Necesitamos escribir juntos las reglas del juego en lo que se refiere a las tecnologías emergentes. Necesitamos asegurarnos de que podemos depender unos de otros para el suministro de semiconductores, por ejemplo. Entonces, la estrategia real es tener un Estados Unidos fuerte y una UE fuerte", apunta Raimondo.
Hay otras áreas en las que la UE y los EEUU h an acordado una cooperación más estrecha: política climática, ayuda pandémica, política exterior y política fiscal. El tiempo es clave. En 2024, Donald Trump podría volver al timón, poniendo a prueba de nuevo las relaciones transatlánticas.