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Una década al frente de la OTAN: ¿Por qué es tan difícil sustituir a Jens Stoltenberg?

El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, habla durante una conferencia de prensa en la sede de la OTAN en Bruselas, el jueves 6 de julio de 2023.
El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, habla durante una conferencia de prensa en la sede de la OTAN en Bruselas, el jueves 6 de julio de 2023. Derechos de autor Virginia Mayo/Copyright 2023 The AP. All rights reserved.
Derechos de autor Virginia Mayo/Copyright 2023 The AP. All rights reserved.
Por Mared Gwyn Jones
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Está siendo complicado encontrar a alguien para asumir el puesto del Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg.

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Cuando los líderes se reúnan en Vilna, Lituania, para la cumbre de la OTAN esta semana, una cosa que no estará en la agenda será el nombramiento de un nuevo jefe para suceder a Stoltenberg a finales de año. Esto se debe a que el mandato del noruego se ha prorrogado por segunda vez un año más. Stoltenberg ya había anunciado su intención de dimitir, lo que pone de manifiesto lo difícil que resulta nombrar a un nuevo Secretario General.

El próximo jefe de la OTAN se nombrará probablemente en 2024, cuando las elecciones europeas desencadenen una reorganización de los altos cargos de la UE. Esto podría complicar aún más el equilibrio político a la hora de nombrar a un sucesor.

Se rumorea que muchos dirigentes europeos aspiran al cargo, entre ellos la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Pero los intereses políticos contrapuestos y las preferencias personales hacen que la elección del próximo jefe de la OTAN ponga a prueba la capacidad de compromiso de la Alianza.

Una decisión políticamente tensa

El cargo de jefe de la OTAN se designa mediante discusiones diplomáticas informales entre los Estados miembros e históricamente ha recaído en un europeo. El jefe militar, el Comandante Supremo Aliado en Europa, siempre ha sido un estadounidense.

A medida que se prolonga la guerra en suelo europeo, ha aumentado la responsabilidad y el peso político del puesto. "La búsqueda de un nuevo Secretario General no es un proceso competitivo, es un proceso político", según Bruno Lété, investigador principal del German Marshall Fund.

"Hay que tener en cuenta toda una serie de intereses de los Estados miembros. Y los Estados miembros están luchando entre sí en los pasillos diplomáticos para conseguir que sus preferencias de candidato estén en primera línea", ha apuntado Lété.

"Su mandato prolongado [el de Stoltenberg] probablemente nos dice que la OTAN no estaba unida internamente sobre quién podría ser el próximo secretario general. Y esta desunión es algo preocupante", ha añadido.

Al parecer, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, es reacio a aceptar a un candidato no perteneciente a la UE. Confiaría en que el nuevo jefe de la OTAN haga realidad su visión de "autonomía estratégica", una UE menos dependiente de Estados Unidos para su seguridad militar. Equilibrar los intereses transatlánticos será fundamental.

El sello de aprobación de Washington

Aunque el papel se decide por consenso, la aprobación de Washington es fundamental. Cualquier candidato debe contar con el respaldo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

La candidatura del Secretario de Defensa británico Ben Wallace, propuesta por el primer ministro Rishi Sunak de Reino Unido, fue bloqueada por el presidente Biden después de que el Reino Unido anunciara sus planes de entrenar a pilotos ucranianos en aviones F-16 de fabricación estadounidense sin consultar con Estados Unidos.

Informes recientes sugieren que Biden es partidario de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Ex ministra de Defensa alemana, aportaría una experiencia relevante y un historial de apoyo a Ucrania.

Las elecciones europeas de 2024 tendrán lugar meses antes de que finalice el mandato de Stoltenberg. Si von der Leyen decide no presentarse a la reelección o no consigue el respaldo suficiente, podría ser la sustituta natural. Pero, según Lété, algunos Estados miembros de la OTAN han expresado su firme oposición a von der Leyen por su papel como ministra de Defensa.

Romper el techo de cristal

Los aliados también estarían buscando que el sucesor de Stoltenberg fuera una mujer, por lo que von der Leyen cumpliría con este requisito. Otras mujeres candidatas a sustituir a Stoltenberg no han logrado convencer a los líderes. En junio, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, fue interrogada en lo que parecía una entrevista de trabajo por Biden y el jefe de la CIA durante un viaje a Washington.

Dinamarca está considerada como un firme defensor del apoyo de la OTAN a Ucrania sin el bagaje político de los países situados en el flanco oriental. Pero el presupuesto militar del país, del 1,38% del PIB, está muy por debajo del umbral del 2% de la OTAN.

La primera ministra de Lituania, Ingrida Šimonytė, y la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, también se barajan como candidatas.

Pero un líder de un país del Este podría agravar las tensiones con Rusia. Kallas es una crítica abierta del Kremlin y ha presionado repetidamente a Bruselas para que imponga sanciones más duras a Rusia. Un nombramiento lituano también podría tensar aún más las relaciones entre China y la OTAN, dada la postura belicista del gobierno de Šimonytė respecto a Pekín.

Tranquilo, frío, coherente

Stoltenberg deja el listón muy alto en lo que los líderes consideran como un liderazgo tranquilo en tiempos de crisis. Antiguo enviado de la ONU para el clima y primer ministro de Noruega, es un diplomático experimentado y un mediador veterano. También fue un activista antibelicista en su juventud, y ha admitido haber lanzado piedras contra la embajada estadounidense en protesta por la guerra de Vietnam en la década de 1970.

Ha conseguido mantener unida a la alianza durante una de las mayores amenazas a la seguridad de su historia, a pesar de las opiniones divergentes sobre el alcance del apoyo de la alianza a Ucrania. "La OTAN necesita urgentemente su experiencia", ha afirmado Lété.

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Antes de la invasión de Ucrania, también lidió con éxito con la rebelión dentro de su alianza, desde las amenazas de Donald Trump de retirarse hasta Macron acusando a la OTAN de "muerte cerebral".

Ahora debe sortear con cuidado la resistencia dentro de su alianza para garantizar la ratificación de la adhesión de Suecia.

Aunque en la cumbre de Vilna no se debatirá sobre un posible sucesor, los líderes buscarán sin duda un candidato que pueda mantener la unidad de la alianza en tiempos de guerra.

Cuando se le preguntó en febrero qué consejo daría a su sucesor, Stoltenberg respondió: "Que mantenga unidas a Europa y Norteamérica".

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