Los ataques masivos con misiles en Ucrania se han intensificado en las últimas semanas. La ofensiva rusa continúa a pesar de las sanciones.
Para muchos, Rusia es ahora una economía de guerra, que concentra todos sus esfuerzos en el campo de batalla.
Pero para Ucrania y sus aliados, aumentar la producción de armas no es tan fácil. El canciller alemán, Olaf Scholz, pide que se redoblen los esfuerzos.
"Por muy importante que sea la contribución de Alemania, no será suficiente para garantizar la seguridad de Ucrania a largo plazo. Por ello, hago un llamamiento a nuestros aliados de la Unión Europea para que también redoblen sus esfuerzos en favor de Ucrania. En cualquier caso, las entregas de armas a Ucrania previstas hasta la fecha por la mayoría de los Estados miembros de la UE son demasiado escasas", ha asegurado el dirigente.
Este no es el único problema para Ucrania. Algunos de los fondos ya comprometidos aún no se han enviado, como explica Ian Lesser, experto del German Marshall Fund.
"Se teme que Ucrania ya no disponga de existencias de municiones esenciales, y tardará mucho tiempo en reponerlas. Hay un problema aún más profundo, y es que estos equipos, sobre todo en materia de defensa antiaérea, se están utilizando a tal ritmo que están agotando las existencias occidentales, los misiles Patriot, por ejemplo, que cuestan entre 2 y 4 millones de dólares cada uno", ha apuntado Lesser.
Ucrania ha encontrado pruebas de que, por primera vez desde el comienzo de la guerra, Rusia ha utilizado misiles procedentes de Corea del Norte. Vladímir Putin ya había utilizado anteriormente drones iraníes.
Pero mientras la UE intenta sumar a terceros países a las sanciones, poco se puede hacer con los aliados de Rusia. "Evidentemente, condenamos cualquier suministro de armas extranjeras a Rusia. Armas que luego se utilizan para matar a civiles ucranianos o atacar infraestructuras civiles ucranianas", ha afirmado Peter Stano, portavoz de la Comisión Europea.
No será fácil acabar con la colaboración entre Rusia y Corea del Norte, ya que ambos países no respetan las sanciones occidentales y prácticamente no tienen contacto con Occidente. Por ello, la UE y Estados Unidos tienen pocas opciones para impedir que los aliados de Rusia le suministren armas y municiones.