Por David Milliken
LONDRES, 11 abr - La economía de Reino Unido se ralentizó más de lo previsto en febrero, como consecuencia de la escasez de componentes en la producción de automóviles, los trastornos causados por las tormentas y la reducción del gasto en sanidad, mientras los hogares se preparan para una mayor restricción del coste de la vida.
El crecimiento mensual del producto interior bruto (PIB) de Reino Unido fue de sólo el 0,1% en febrero, frente al 0,8% de enero, según informó el lunes la Oficina de Estadísticas Nacionales británica (ONS, por sus siglas en inglés), por debajo del 0,3% previsto por los economistas en un sondeo de Reuters.
"La noticia de que la economía apenas creció en febrero (...) aumenta el riesgo de una contracción del PIB en los próximos meses, a medida que se intensifica la presión sobre los ingresos reales de los hogares", dijo Ruth Gregory, economista sénior para Reino Unido de Capital Economics.
La economía británica creció en febrero un 1,5% más que dos años antes, justo antes de que el país se viera afectado por la pandemia del COVID-19, según la ONS.
El PIB se desplomó más de un 9% en 2020, su mayor caída anual desde justo después de la Primera Guerra Mundial, pero se recuperó con fuerza en 2021 y sólo sufrió un golpe moderado por la variante ómicron del coronavirus en diciembre.
Sin embargo, los economistas han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para 2022 debido a un aumento de la inflación provocado por la subida de los precios de la energía y las materias primas —en parte vinculada a la guerra de Ucrania—, así como por las dificultades que atraviesa la cadena de suministro desde la pandemia.
El mes pasado, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria del Gobierno (OBR, por sus siglas en inglés) recortó su previsión de crecimiento para 2022 al 3,8% desde el 6,0% de su anterior previsión de octubre, y predijo que la inflación alcanzaría un máximo de 40 años del 8,7% a finales de este año.
La reducción de la renta disponible de los hogares debido al aumento de la inflación y a la subida del impuesto sobre las nóminas que entró en vigor en abril será la mayor desde que se iniciaron los registros en 1956/57, según el OBR.
El ministro de Finanzas, Rishi Sunak, cuya popularidad ha caído tras ofrecer sólo un apoyo limitado para ayudar a los hogares en una declaración sobre tributos el mes pasado, dijo que acogía con satisfacción el crecimiento continuo.
Sin embargo, algunos analistas creen que la economía se contraerá en los tres meses que quedan hasta junio, como consecuencia de la reducción del gasto sanitario relacionado con el COVID y de un día festivo adicional para conmemorar el Jubileo de Oro de la Reina Isabel, así como de la reducción de la renta disponible de los hogares.
"Dadas estas débiles perspectivas de crecimiento del PIB a corto plazo, seguimos pensando que (el Banco de Inglaterra) dejará de aumentar el tipo de interés bancario tras subirlo al 1,0% el mes que viene", afirmó Samuel Tombs, de Pantheon Macroeconomics.
El sector de los servicios, dominante en Reino Unido, impulsó el crecimiento mensual en febrero, a medida que la oleada de casos de coronavirus disminuía.
La producción de los servicios, que subió un 0,2%, se vio impulsada por un aumento de las reservas de viajes al reducirse las restricciones ligadas al COVID-19, aunque esto se vio compensado en gran medida por una fuerte caída del gasto sanitario después de que las pruebas y la vacunación contra el COVID-19 se redujeran a la mitad desde el alto nivel de enero.
La producción de las fábricas bajó un 0,4% como consecuencia de la continua caída de la producción de automóviles debido a la escasez de componentes y a la disminución de otros sectores, mientras que un clima invernal más suave de lo habitual redujo la demanda de electricidad, haciendo que la generación de energía cayera un 1,0%.
Las tormentas y el aumento de los costes de los materiales perjudicaron a la construcción, cuya producción cayó un 0,1% respecto al mes anterior.