El Parlamento Europeo y los Estados miembros no han logrado el jueves alcanzar un acuerdo político sobre la Ley de Inteligencia Artificial tras las maratonianas conversaciones mantenidas en Bruselas durante más de 22 horas. Las negociaciones se reanudarán el viernes por la mañana.
PUBLICIDADLas negociaciones comenzaron el miércoles por la tarde, se prolongaron durante toda la noche, han continuado durante la mañana del jueves y se han pausado al mediodía, con un orden del día que, según se dice, incluía más de 23 puntos, lo que refleja el extremo tecnicismo del asunto en cuestión.
La Ley se considera el primer intento mundial de regular la inteligencia artificial, una tecnología con una capacidad de evolución asombrosa y a menudo imprevisible, de una manera exhaustiva, basada en la ética y sostenible desde el punto de vista medioambiental.
Los debates se hen celebrado en un contexto de altísimas presiones por parte de las grandes empresas tecnológicas y de nueva creación, duras advertencias de la sociedad civil e intenso escrutinio de los medios de comunicación. Se espera que la legislación de Bruselas podría influir en leyes de Estados de todo el mundo.
Conscientes de lo mucho que está en juego, el Parlamento Europeo y el Consejo, que representa a los Estados miembros, se han comprometido a darle una segunda oportunidad el viernes, a partir de las 9.00 horas.
"En las últimas 22 horas se ha avanzado mucho en la Ley de Inteligencia Artificial", ha apuntado Thierry Breton, Comisario Europeo de Mercado Interior.
Los legisladores que participan en las prolongadas discusiones también afirmaron que se habían logrado avances considerables, sin dar más detalles por razones de confidencialidad.
Las negociaciones están reuniendo a los eurodiputados y gobiernos en torno a una serie de cuestiones de gran complejidad. Entre ellas, la regulación de los modelos fundacionales que impulsan chatbots como el revolucionario ChatGPT de OpenAI y las excepciones específicas para el uso de identificación biométrica en tiempo real en espacios públicos.
A pesar de su impresionante duración, posiblemente récord, las maratonianas negociaciones del miércoles y jueves no han sido suficientes para abordar toda la lista de cuestiones abiertas. Aunque el segundo intento del viernes pueda cerrar todos los flecos y dé lugar a un acuerdo provisional a nivel político, es probable que sean necesarias más consultas para afinar todos los detalles técnicos.
España, actual Presidencia rotatoria del Consejo de la UE, es la encargada de mantener en sintonía a los 27 Estados miembros y su amplia gama de puntos de vista.
Una vez que se reescriba el proyecto, que abarca cientos de páginas en artículos y anexos, y surja una versión consolidada, se enviará al Parlamento Europeo para una nueva votación en el hemiciclo, seguida de la luz verde final del Consejo.
La ley tendrá entonces un periodo de gracia antes de ser plenamente aplicable, posiblemente en 2026.
Una tecnología en constante evolución
Presentada por primera vez en abril de 2021, la Ley de IA es un intento pionero de garantizar que la tecnología más radicalmente transformadora del siglo XXI se desarrolle de una manera centrada en el ser humano, éticamente responsable y que prevenga y contenga sus consecuencias más perjudiciales.
La Ley es esencialmente una normativa de seguridad de los productos que impone un conjunto escalonado de normas que las empresas deben seguir antes de ofrecer sus servicios a los consumidores en cualquier lugar del mercado único del bloque.
La ley propone una estructura piramidal que divide los productos impulsados por IA en cuatro categorías principales según el riesgo potencial que supongan para la seguridad de los ciudadanos y sus derechos fundamentales: mínimo, limitado, elevado e inaceptable.
Los que entren en la categoría de riesgo mínimo estarán exentos de normas adicionales, mientras que los etiquetados como de riesgo limitado tendrán que seguir unas obligaciones básicas de transparencia.
Los sistemas considerados de riesgo alto estarán sujetos a normas estrictas que se aplicarán antes de su entrada en el mercado de la UE y durante toda su vida útil, incluidas actualizaciones sustanciales. En este grupo se incluirán las aplicaciones que tengan un impacto directo y potencialmente cambiante en la vida de los ciudadanos, como los programas de clasificación de CV para entrevistas de trabajo, la cirugía asistida por robots y los programas de calificación de exámenes en las universidades.
Los productos de IA de alto riesgo tendrán que someterse a una evaluación de conformidad, registrarse en una base de datos de la UE, firmar una declaración de conformidad y llevar el marcado CE, todo ello antes de llegar a los consumidores. Una vez que estén disponibles, estarán bajo la supervisión de las autoridades nacionales. Las empresas que infrinjan las normas se enfrentarán a multas multimillonarias.
Los sistemas de IA que supongan un riesgo inaceptable para la sociedad, incluidos los de puntuación social para controlar a los ciudadanos y las aplicaciones que exploten vulnerabilidades socioeconómicas, se prohibirán de plano en todo el territorio de la UE.
PUBLICIDADAunque este enfoque basado en el riesgo fue bien recibido en 2021, se vio sometido a una presión extraordinaria a finales de 2022, cuando OpenAI lanzó ChatGPT y desencadenó un furor mundial sobre los chatbots. A ChatGPT pronto le siguieron Bard de Google, Bing Chat de Microsoft y, más recientemente, Q de Amazon.
Los chatbots se basan en modelos que se entrenan con grandes cantidades de datos, como texto, imágenes, música, voz y código, para realizar un amplio y fluido conjunto de tareas que pueden cambiar con el tiempo, en lugar de tener un propósito específico e inmodificable.
La propuesta original de la Comisión no introducía ninguna disposición para los modelos fundacionales, lo que obligó a los legisladores a añadir un artículo completamente nuevo con una extensa lista de obligaciones para garantizar que estos sistemas respetan los derechos fundamentales, son eficientes energéticamente y cumplen los requisitos de transparencia al revelar que su contenido está generado por IA.
Esta iniciativa de la Eurocámara fue recibida con escepticismo por los Estados miembros, que suelen preferir un enfoque menos duro a la hora de legislar. Alemania, Francia e Italia, las tres economías más grandes del bloque, presentaron una contrapropuesta a favor de la "autorregulación obligatoria mediante códigos de conducta" para los modelos fundacionales. La medida provocó la reacción airada de los legisladores y amenazó con hacer descarrilar el proceso legislativo.
Según Reuters, las conversaciones del jueves sirvieron para que los colegisladores acordaran unas condiciones provisionales para los modelos de fundación. Los detalles del acuerdo no estaban disponibles de inmediato.
PUBLICIDADUna cuestión polémica que aún debe resolverse es el uso de la biometría remota en tiempo real, incluido el reconocimiento facial, en los espacios públicos. La biometría se refiere a sistemas que analizan rasgos biológicos, como rasgos faciales, estructuras oculares y huellas dactilares, para determinar la identidad de una persona, normalmente sin su consentimiento.
Los legisladores defienden una prohibición general de la identificación biométrica en tiempo real y la categorización basada en características sensibles como el sexo, la raza, la etnia o la afiliación política. Los Estados miembros, por su parte, argumentan que las excepciones son necesarias para que las fuerzas del orden puedan localizar a los delincuentes y frustrar las amenazas a la seguridad nacional.