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Evitar el COVID-19 era algo más que mantenerse a dos metros de distancia, según un estudio

Familiares de fallecidos por COVID caminan junto al muro conmemorativo nacional de Covid en Londres, el martes 29 de marzo de 2022.
Familiares de fallecidos por COVID caminan junto al muro conmemorativo nacional de Covid en Londres, el martes 29 de marzo de 2022. Derechos de autor AP Photo/Alastair Grant, File
Derechos de autor AP Photo/Alastair Grant, File
Por Giulia Carbonaro
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford ha descubierto que la duración del encuentro con una persona enferma de COVID-19 es tan importante como la distancia que se mantenga con ella.

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¿Qué probabilidades hay de contraer el virus COVID-19 tras haber estado expuesto a una persona infectada? Ha sido una pregunta que ha rondado la cabeza de mucha gente durante la pandemia, y a la que un grupo de investigadores del Reino Unido ha encontrado por fin respuesta.

Investigadores del Departamento de Medicina Nuffield de la Universidad de Oxford analizaron los datos de siete millones de personas de Inglaterra y Gales a las que, durante la emergencia sanitaria, la aplicación COVID-19 del NHS del país notificó que habían estado en contacto con alguien infectado. El objetivo era averiguar cuántos de los alertados contrajeron realmente el virus del SRAS-CoV-2.

La aplicación NHS COVID-19, que se cerró en abril de 2023, permitía a las personas que la habían descargado informar a otras de que habían sido infectadas. Al mismo tiempo, la aplicación enviaba a los usuarios una alerta si se encontraban cerca de alguien infectado (basada en una notificación no obligatoria a la aplicación). La gente tendría entonces que autoaislarse o hacerse la prueba.

El trabajo de Luca Ferretti, investigador principal del estudio de la Universidad de Oxford publicado este mes en la revista 'Nature', y sus colegas consistió en averiguar si la aplicación había funcionado correctamente. ¿Notificaba a la gente cuando existía un riesgo razonable? La respuesta rápida es sí. Pero los investigadores descubrieron mucho más que eso.

"La aplicación enviaba a nuestros servidores información anónima sobre las personas a las que se notificaba el riesgo, las que se hacían la prueba, las que obtenían un resultado positivo, e información sobre el contacto específico: la duración, la proximidad", explica Ferretti a Euronews Next. "Nos fijamos en lo que la aplicación consideraba un riesgo para el individuo, en términos de distancia y duración, y ambas cosas estaban estrechamente correlacionadas", explica.

Duración frente a distancia

Los investigadores aprovecharon este "tesoro" de información para estudiar la relación entre la distancia y la duración de un encuentro con una persona infectada para ver cómo influía esto en el riesgo de que alguien se infectara. Y resultó que la duración es tan importante como la distancia, si no más. "Todo el mundo se centraba en la distancia. Había una regla de 1 ó 2 metros de distancia en las tiendas, en las estaciones. Pero la distancia nunca debería haber sido el centro de atención porque, como sabemos ahora, la verdad tiene más matices que eso", afirma Ferretti.

"Una vez que estás a poca distancia de alguien, lo que importa es la duración. Si estás expuesto 10 segundos, debes tener muy mala suerte para que las partículas de la boca de la persona infectada lleguen a tu boca o a tu nariz. Pero si te quedas allí una hora, por supuesto que probarás suerte 60 veces con respecto a un minuto". Los investigadores descubrieron que las exposiciones más largas a distancias mayores tenían un riesgo similar a las exposiciones más cortas a distancias más cercanas.

No existe una regla de oro sobre cuánto tiempo puedes pasar con una persona infectada antes de contraer tú mismo la COVID-19, ya que esto puede cambiar en función de lo que esté haciendo la persona infectada. Por ejemplo, si tosiera mucho, la otra persona tendría más posibilidades de infectarse. Pero cuanto más tiempo pasaba una persona con otra enferma, más probabilidades tenía de contagiarse ella misma, aunque mantuviera una distancia de dos metros en todo momento.

"En realidad, lo que vemos es que muchas de las personas que enfermaban eran personas que suponíamos que eran convivientes porque permanecían juntas más de ocho horas", afirma Ferretti. "Y esos eran algo así como el 6% de los contactos y el 40% de las transmisiones".

¿Qué podemos aprender de todo esto?

Para Ferretti, la lección que podemos extraer de este estudio es que la duración va a ser importante para luchar contra la próxima pandemia o epidemia."Por supuesto, la distancia sigue siendo importante", dice, "pero una vez que tenemos eso establecido, tenemos que hablar de la duración".

Ferretti afirma que la duración del contacto con una persona infectada es "algo que sinceramente no se ha contado tanto en la respuesta a la pandemia, y que debería haberse tenido en cuenta". En la era del Big Data, afirma el investigador, deberíamos ser capaces de utilizar la tecnología más reciente para desarrollar una herramienta epidemiológica que nos ayudara a luchar contra la propagación de un nuevo patógeno.

Pero al investigador le preocupa que no se esté haciendo lo suficiente para canalizar los conocimientos adquiridos durante la pandemia hacia la lucha contra la próxima. "No voy a condenar a nadie ni a nadie que quiera olvidarse del COVID", afirma. "Me preocupa más el hecho de que los responsables políticos decidan olvidarlo a nivel institucional, porque eso nos lleva a un punto en el que todos los conocimientos y habilidades adquiridos se desvanecen".

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