Fiesta entre el suelo y el cielo para inaugurar el túnel de San Gotardo… Un cura, un rabino, un reverendo y un imán han bendecido esta obra de ingeniería sin parangón que atraviesa las entrañas de los
PUBLICIDADFiesta entre el suelo y el cielo para inaugurar el túnel de San Gotardo… Un cura, un rabino, un reverendo y un imán han bendecido esta obra de ingeniería sin parangón que atraviesa las entrañas de los Alpes suizos y que nace con dos récords: es el túnel ferroviario más largo jamás construido, tiene cincuenta y siete kilómetros, y también el más profundo, pues en algunos puntos está a dos coma tres kilómetros bajo el macizo de San Gotardo.
Construir el pasaje, cuyas bocas están cerca de las ciudades helvéticas de Erstfeld y Bodio, ha costado diecisiete años de trabajos y un presupuesto de once mil millones de euros.
Gracias a él se reducirán a dos horas y media las casi cuatro que se emplean en recorrer el trayecto entre Zurich y Milán. También se esperan beneficios medioambientales, pues reconducirá gran parte del tráfico entre el norte y el sur de Europa.
Está previsto que esté plenamente operativo antes de que acabe el año: por sus raíles podrán circular trescientos veinticinco trenes al día, de los cuales doscientos sesenta serán de carga.