El despliegue sin precedentes de seguridad para los Juegos Olímpicos, con casi 90.
El despliegue sin precedentes de seguridad para los Juegos Olímpicos, con casi 90.000 efectivos, la mitad de ellos de las Fuerzas Armadas, evitó que dos concentraciones horas antes de la ceremonia de apertura tuvieran una repercusión importante.
Los organizadores cambiaron el recorrido de la llama olímpica que pasó por calles del interior de Copacabana, donde unas 3.000 personas, según la policía, 15.000 para los organizadores, estaban siendo dispersadas. Unas cifras muy alejadas de las que se lograron en las protestas contra la organización de la Copa FIFA de Confederaciones de 2013 y el Mundial de Fútbol de 2014.
#Río2016 | Detienen en #SaoPaulo al menos a 35 personas por protestas https://t.co/T4OtmLR8Chpic.twitter.com/obZlCDBnDJ
— teleSUR TV (@teleSURtv) 6 de agosto de 2016
“Brasil llora sangre, la gente está muriendo, las bombas que han lanzado allí, es la guerra, estamos en Iraq. Esto es Iraq”, aseguró a gritos un manifestante mientras huía de las fuerzas antidisturbios.
La manifestación comenzó en el barrio de Tijuca donde según las agencias al menos un joven fue detenido. Denunciaban “el cambio de prioridades económicas” que han supuesto las Olimpiadas.
“Las Olimpiadas son importantes para Brasil y para Río de Janeiro. Son idiotas. A nadie que le guste Brasil haría algo así, hay muchas formas de protestar. Esta no es la forma correcta y es triste estar recibiendo a gente de todo el mundo así”, se quejó Antoni Carlos Figueiredo, propietario de una tienda.
Además, el Partido de los Trabajadores de la suspendida presidenta Dilma Rousseff, junto con los sindicatos y una plataforma de cien ONGs en contra del uso de recursos públicos para los Juegos, se manifestaron en la Avenida Atlántica para exigir el fin del que calificaron como “Gobierno golpista” de Temer.
Zueira never end!
O melhor do brasileiro é o meme! pic.twitter.com/2HpVc6GWiV— Midia NINJA (@MidiaNINJA) 6 de agosto de 2016