Hace un año la imagen del pequeño Aylan Kurdi, muerto en una playa, fue la del “nunca más”.
Hace un año la imagen del pequeño Aylan Kurdi, muerto en una playa, fue la del “nunca más”. Con un nudo en la garganta, el mundo vio aquel diminuto y frágil cuerpo yaciendo boca abajo en Bodrum, en el suroeste de Turquía, y la inmensa ternura con la que un hombre lo recogía en sus brazos. Los líderes políticos prometieron tomar medidas para que nadie nunca más tuviera que arriesgar su vida cruzando en el Egeo.
Un año después, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados constata que todo ha ido a peor. “ACNUR estima que desde la muerte de Aylan, 4176 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo, lo que significa que 11 personas, hombres, mujeres y niños, fallecieron cada día en los últimos 12 meses”, detalló William Spindler, portavoz de ACNUR. Más cifras, en lo que va de año, más de 280.000 personas han llegado a Europa jugándose la vida en el Mediterráneo y pagando por ello a los traficantes de seres humanos unos 3000 euros por cabeza, según Europol.
Coincidiendo con el aniversario de la muerte de Aylan, activistas británicos se han congregado en Londres para reclamar al Gobierno que acoja a 400 niños refugiados, que actualmente están en el campamento francés de Calais.