“Largo y difícil”.
“Largo y difícil”. Así cree el ministro de Asuntos Exteriores de México que será el diálogo entre su Gobierno y el de Donald Trump.
Luis Videgaray ha hecho esta afirmación durante la rueda de prensa que ha ofrecido con su homólogo estadounidense, Rex Tillerson, que ha aterrizado en México con el secretario de Seguridad Nacional John Kelly.
El canciller mexicano ha dicho que no se pueden aceptar disposiciones de manera unilateral.
“Es un hecho, como se puede constatar, que existe entre los mexicanos preocupación e irritación ante lo que se percibe como políticas que pudieran ser perjudiciales para el interés nacional y el de los mexicanos”, decía Videgaray.
Si Videgaray ha querido trasmitir el descontento de su pueblo, Tillerson ha intentado mostrarse un poco conciliador.
“Los dos sabemos que en una relación llena de colores vibrantes, con dos países soberanos y fuertes, puede haber algunas veces diferencias. Nos escuchamos con atención y exponemos nuestras respectivas preocupaciones de una manera paciente y respetuosa”, apuntaba Tillerson.
La desconfianza de los mexicanos hacia la administración Trump es cada vez mayor. El último anuncio del presidente estadounidense de deportar a México a todos los indocumentados que lleven menos de tres años en el país y que hayan entrado por el vecino del sur ha avivado aún más la llama de la indignación mexicana.