Sorprendente para muchos por la tardanza, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el lunes que retiraba la transexualidad de la categoría de enfermedad mental.
Sorprendente para muchos por la tardanza, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el lunes que retiraba la transexualidad de la categoría de enfermedad mental.
En concreto, la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados (CIE-11), que se debatirá en la asamblea general de la OMS el año que viene, traslada la "incongruencia de género" -término con el que denomina a la transexualidad- de la lista de enfermedades mentales a la de condiciones de salud sexual.
Esta categoría engloba cuestiones que van desde las enfermedades de transmisión sexual, como el VIH, hasta problemas de salud como la disfunción sexual y temas relacionados con la violencia sexual como la mutilación genital femenina.
"La razón es que si bien la evidencia es ahora clara de que no es un trastorno mental y, de hecho, clasificarlo como tal puede causar un enorme estigma para las personas transgénero", explica la OMS, quien precisa que sigue habiendo importantes necesidades de atención de la salud que pueden satisfacerse mejor con la nueva codificación.
A Mané Fernández, transexual y vicepresidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de España (FELGTB), la demora de la OMS no le ha extrañado. "No podemos olvidarnos que solo hace 28 años que se retiró la homosexualidad de estos catálogos", indica a Euronews.
"Al pronunciarse en este sentido y sacarnos de la parte psiquiátrica de este catálogo, lógicamente hace que todo lo que tenga que ver con un diagnóstico, una patologización de la transexualidad, quede obsoleto", indica.
Para Fernández, la importancia de este cambio de definición implica que a partir de ahora someter a una persona transexual a cualquier tipo de terapia de conversión o psiquiátrica va en contra de lo que dice el máximo referente de salud a nivel mundial. Asimismo, espera que se erradiquen las unidades de trastorno de la identidad de género.
"Hay países que van a seguir tratando la transexualidad o las identidades trans como una enfermedad mental", dice Fernández, quien considera que el anuncio de la OMS les ha dado una valiosa herramienta para seguir peleando contra esta realidad.
Además hace énfasis en que el hecho de que la transexualidad deje de ser un diagnóstico permite a las personas de este colectivo recuperar su autonomía con respecto a las decisiones sobre su salud.
"Tiene que facilitarse todo lo que una persona trans necesite a nivel sanitario y si en un momento determinado necesita un consejo, un apoyo psicológico, como el resto de la sociedad, que sea un proceso individualizado", apostilla.
No obstante, Fernández señala que la nueva denominación de la OMS tampoco termina de satisfacer al colectivo.
"¿Incongruencia de género? No tenemos ninguna incongruencia de género. La incongruencia igual está en otro sitio y no en nosotros".