Antes, durante y después de cada etapa, la Unión Ciclista Internacional, UCI, vela por la limpieza del deporte y comprueba que las bicicletas no contengan ningún tipo de elemento ajeno que pueda alterar el discurrir normal de la carrera y favorecer las prestaciones de los corredores
Lucha contra el dopaje tecnológico en el Tour de Francia. Antes, durante y después de cada etapa, la Unión Ciclista Internacional, UCI, vela por la limpieza del deporte y comprueba que las bicicletas no contengan ningún tipo de elemento ajeno que pueda alterar el discurrir normal de la carrera y favorecer las prestaciones de los corredores.
"Es el mismo principio que una radiografía en el hospital, donde podemos ver si nos hemos roto una costilla. Aquí, comprobamos si todo está en orden o no", declara el excliclista y comisario de la UCI, Jean Christophe Peraud.
Durante la prueba, los ciclistas son vigilados a través de las imágenes de televisión para comprobar que no cambian de bicicleta sin razón aparente. Y también son vigilados con cámaras termográficas durante el transcurso de la carrera. Además, tabletas magnetométricas antes de cada salida tratan de evitar que los 'tramposos' rueden a sus anchas en el pelotón.