El flamante presidente de Turingia dimite tras las duras críticas de Angela Merkel

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Una bronca de Angela Merkel ha servido para restaurar el "cordón sanitario" en Alemania. Horas después de que la canciller calificase de "imperdonable" que la CDU del Estado Federado de Turingia hubiera sumado sus votos a los de la ultraderechista AfD para elegir al nuevo jefe del Gobierno regional, este último, el liberal Thomas Kemmerich, ha presentado su dimisión y ha pedido la convocatoria de nuevas elecciones.

Según Kemmerich, que el miércoles aceptó sin remilgos los votos de la AfD, "los partidos democráticos necesitan mayorías democráticas, las cuales claramente no se pueden tener en este parlamento".

En su cabeza tal vez aún resuenen las palabras pronunciadas a miles de kilómetros de distancia por la canciller alemana, de visita en Sudáfrica, que no se mordió la lengua a la hora de condenar que se hubiera destrozado el cordón sanitario que durante décadas había regido en la política nacional:

"La elección de este primer ministro ha sido un proceso único que ha roto con una convicción básica para la CDU y también para mí, "no se deben ganar mayorías con la ayuda de Alternativa para Alemania. (...) Ha sido un mal día para la democracia. Un día que ha rotod con los valores y convicciones de la CDU. Y ahora hay que hacer todo lo posible para que quede claro que esto no se puede reconciliar de ninguna manera con lo que la CDU piensa y hace", afirmó.

Con su discurso nacionalista y antimusulmán, la AfD desbancó a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) como segunda fuerza más votada en Turingia en las elecciones de octubre. La formación izquierdista Die Linke ganó los comicios pero no obtuvo suficientes escaños para reeditar la coalición de Gobierno con el SPD y Los Verdes. El liberal Thomas Kemmerich, que tan solo cuenta con cinco diputados en la cámara regional, negoció entre bambalinas y fue finalmente elegido tras dos votaciones infructuosas... encendiendo los ánimos de buena parte de la población.