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La importancia de reducir el desperdicio de alimentos en el mundo

En colaboración con The European Commission
La importancia de reducir el desperdicio de alimentos en el mundo
Derechos de autor 
Por Natalia Oelsner
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Tras décadas de descenso, el hambre en el mundo vuelve a aumentar. En 2019, el 8,9 % de la población mundial sufría niveles de hambre extrema. Y eso era antes de la pandemia de COVID-19.

Cómo reducir el desperdicio de alimentos y por qué es tan importante hacerlo

Tras décadas de descenso, el hambre en el mundo vuelve a aumentar. En 2019, el 8,9 % de la población mundial sufría niveles de hambre extrema. Y eso era antes de la pandemia de COVID-19.

Los expertos consideran que el aumento de la población no ayudará a mejorar la situación. En 2050, habrá unos 10 000 millones de personas en el planeta. Para alimentar a toda la población, la producción de alimentos tendrá que aumentar un 60 %.

Los cálculos sobre el desperdicio de comida en el mundo presentan un panorama contradictorio: un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia. En la UE, esta cifra ronda el 20 %. Los hogares están detrás de más de la mitad de ese despilfarro, y la responsabilidad de abordar este problema recae en nuestras acciones individuales.

"Tenemos que prevenir el desperdicio de alimentos y, luego, pensar en aumentar la producción", explica el profesor Andrea Segrè, de la Universidad de Bolonia. Su investigación sobre el desperdicio de alimentos ha ayudado a identificar las mejores prácticas y a entender por qué tanta comida acaba en la basura.

El desaprovechamiento de alimentos supone algo más que una preocupación ética: la ciencia nos dice que también tiene un profundo impacto en la economía y en el cambio climático.

"Tenemos que enseñar a los ciudadanos que la comida representa un valor y que tiene un impacto en el medio ambiente y en nuestra salud", afirma Segrè.

Educación y tecnología parra ayudar a reducir el desperdicio de alimentos

Desde la preparación de la lista de la compra hasta la comprensión de las etiquetas: la educación alimentaria es la clave

Para el profesor Segrè, la educación alimentaria es la primera medida necesaria para involucrar a la gente.

"La innovación debe estar en la educación, además de en la tecnología", asegura. Así, cree que los estudiantes deben aprender que la comida es una inversión, tanto para el planeta como para nuestra salud.

"Esto sería una innovación", declara. Aunque reconoce que "debería ser algo normal".

Enseñar a los alumnos a preparar una lista de la compra o a comer de forma saludable, son algunas prácticas que podrían ayudar a comprar solamente lo necesario.

"No te dejes ‘llevar’ por el carro de la compra. Condúcelo y compra solamente lo necesario", explica. Para ilustrar esto, describe cómo las ofertas de los supermercados fomentan el consumo excesivo.

En concreto, utiliza el ejemplo de comprar dos yogures y obtener el tercero gratis. Este tipo de ofertas atractivas inducen a los consumidores a tomar decisiones de gasto imprudentes.

Si ese tercer yogur caduca y se tira a la basura, la gente no debería sentirse menos culpable por no haber tenido que pagar por él.

El despilfarro de alimentos también repercute en el bolsillo. En Italia, supone unos 250 euros por hogar cada año. En la UE, los costes asociados al desperdicio de alimentos se estimaron en unos 143 000 millones de euros en 2016.

El profesor Segrè también destaca la importancia de aprender a interpretar el etiquetado de los productos. Las fechas de caducidad y la diferencia entre "consumir preferentemente antes de" y "consumir antes de", por ejemplo.

"Es importante enseñar a los alumnos algunas reglas como leer las etiquetas y saber que, si ven escritas las palabras ‘consumir preferentemente antes de’, pueden comer el producto un día después de esa fecha y no les ocurrirá nada".

También recomienda apoyar a las empresas y productores sostenibles. La gente debe aprender a evitar el llamado ‘lavado de imagen verde’ y a saber si un producto es realmente sostenible.

Los productos etiquetados como ‘verdes’, ‘ecológicos’ o ‘naturales’ no garantizan prácticas sostenibles ni beneficios para la salud.

Crear iniciativas locales para evitar el desperdicio de alimentos en buen estado

Poner en marcha sistemas locales para promover una mejor gestión de los residuos alimentarios es esencial para la sostenibilidad. Last Minute Market es un ejemplo primordial del éxito que esto podría suponer. Esta ‘empresa social’ fue creada por el profesor Segrè y desarrolla proyectos locales para recuperar los productos no vendidos y donarlos a organizaciones benéficas.

"Es un proyecto que aúna sostenibilidad y solidaridad, evitando la producción de residuos", explica.

La iniciativa se lleva a cabo con los alimentos, pero también con otros artículos como productos farmacéuticos e incluso libros. Al mismo tiempo, vigila que los productos cumplan los requisitos de seguridad.

"La seguridad alimentaria es aún más importante para las personas necesitadas".

La proximidad entre productores y consumidores es clave para la sostenibilidad del proyecto. Los alimentos y los beneficiarios están en la misma zona, por lo que no hay costes de transporte, almacenamiento o refrigeración.

Se anima a los clientes a que valoren cómo, por el contrario, sus hábitos de gasto habituales se traducen en procesos tan dañinos.

"No se trata únicamente de recuperar alimentos", explica el profesor. "Es un proyecto sobre logística. Necesitamos tener un sistema alimentario más eficiente. Esto resolverá, junto con otros instrumentos, el problema global que es el hambre", añade.

Utilizar las nuevas tecnologías para ahorrar alimentos y recursos naturales

La lucha contra el desperdicio de alimentos es también una batalla contra el cambio climático. Cuando producimos alimentos, se necesitan recursos naturales como el suelo, el agua y la energía. A lo largo de la cadena de suministro, estos recursos suelen perderse. Esto repercute en el medio ambiente y en el cambio climático.

"La contaminación es la consecuencia más relevante del desperdicio de alimentos", señala el profesor Segrè.

Así, explica que, si el desperdicio de alimentos fuera un país, ocuparía la tercera plaza en emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, después de China y Estados Unidos.

Sin embargo, las nuevas tecnologías pueden ayudar a que la agricultura sea más sostenible y a reducir las pérdidas.

"Las tecnologías tienen que utilizar los recursos naturales de forma más eficiente".

La UE está actuando para reducir el desperdicio de alimentos

Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita, a nivel de minoristas y consumidores, es uno de los principales objetivos de la Unión Europea para 2030, con el fin de cumplir con el correspondiente Objetivo de Desarrollo Sostenible. La UE también se ha comprometido a reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro de alimentos.

"Creo que es muy positivo. Si se lee el Pacto Verde, la nueva estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, la dirección es clara", asegura el profesor Segrè.

En el marco de esta estrategia, la UE también pretende mejorar la seguridad alimentaria y hacer que los alimentos sanos y sostenibles sean más accesibles y asequibles para todos los europeos.

Todavía queda mucho camino por recorrer, pero el profesor Segrè cree que Europa está tomando la dirección correcta. Y, se muestra optimista por el hecho de que esta cuestión forme parte de la agenda internacional.

"Hoy tenemos incluso un día internacional dedicado a la concienciación sobre el desperdicio de alimentos", afirma.

Los activistas pueden tachar este tipo de actos de escaso simbolismo, pero Segrè no está de acuerdo.

Cuanta más gente se ocupe de un problema, mayor será el alcance de las soluciones.

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