Los migrantes, en su gran mayoría mexicanos y centroamericanos, han permanecido más de un año en el campamento
En Tijuana, México, la policía, la Guardia Nacional y el ejército desalojaron el domingo a 381 migrantes en el campamento de "El Chaparral", situado en el paso fronterizo con Estados Unidos.
El campamento surgió a finales de enero de 2021, con la llegada del gobierno de Biden. Las autoridades estadounidenses limitaron el flujo de migrantes debido a las nuevas políticas migratorias y las medidas sanitarias contra la pandemia.
Los migrantes, en su gran mayoría mexicanos y centroamericanos, han permanecido más de un año en el campamento. Guadalupe Omeca, migrante mexicana, califica la situación de "inhumana".
La hondureña Marleni Hernández también denuncia la situación. "Nunca pensamos que esto iba a pasar. Es muy duro, no es fácil", lamenta entre lágrimas. "Nos encontramos en un país que no conocemos y estamos, más que todo, pidiendo asilo para el otro lado".
Las tiendas fueron demolidas con camiones y excavadoras mientras sus habitantes desalojaban el campamento. Este suponía un problema para las autoridades de ambos países, porque afectaba al tráfico a través de uno de los cruces peatonales hacia la ciudad de San Diego.
Los migrantes tuvieron que recoger sus cosas para ser traslados en buses a tres albergues locales. Activistas y organizaciones humanitarias habían expresado su preocupación por la situación de los migrantes, muchos de ellos niños.
El año pasado, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México instó a las autoridades a garantizar el respeto de los derechos humanos de los migrantes y a ofrecerles protección.