Rusia ha vuelto a lanzar otra vez decenas de misiles contra la infraestructura crítica de Ucrania. La mayoría han podido ser derribados, según Kiev.
Lunes negro para las infraestructuras civiles ucranianas, que -como podemos ver aquí en Zaporiyia- han sido objetivo de una nueva lluvia de misiles rusos en respuesta al supuesto ataque a la Flota rusa del Mar Negro el pasado sábado.
Los ataques han dejado al 80% de los habitantes de Kiev, la capital del país, sin agua corriente. El día a día de la población civil es cada vez más difícil y doloroso, y no todos lo llevan igual de bien.
"Las autoridades locales nos informaron de que en la franja izquierda volvería el agua, y parcialmente en la derecha. No sé si el agua está volviendo o no, pero en este parque hay una fuente. Llevamos dos años en Kiev, hemos venido a por agua y estamos esperando en la cola para conseguir agua potable, tanto nosotros como los niños necesitamos agua", destaca una residente de Kiev
"No habíamos hablado de ello esta mañana, pero estamos preocupados y estamos pensando en la posibilidad de trasladarnos al extranjero. Porque nos espera un invierno frío. Puede que no tengamos electricidad, ni suministro para la calefacción. Puede ser difícil de aguantar, especialmente con un niño pequeño", apunta otra ucraniana.
Según el parte de guerra diario del Ministerio de Defensa ruso, "todos los ataques lograron su objetivo". El ejército ucraniano responde que 44 de los 50 misiles lanzados por Rusia fueron derribados. Uno de ellos cayó en territorio moldavo.
Ya hay cientos de localidades sin agua y electricidad en toda Ucrania y se acerca el invierno. Si nada cambia, una nueva oleada de refugiados se cierne sobre el horizonte europeo, pero esta vez los que salgan no serán ni los más jóvenes ni los que tienen recursos.