Países Bajos | Un movimiento campesino arrasa en los comicios provinciales. El BBB, que representa al sector agrícola neerlandés, entra con fuerza en el Senado despojando al mismo tiempo de ocho escaños a la coalición de Gobierno de Mark Rutte
PUBLICIDADUn joven partido que promete dar voz a la revuelta de los agricultores contra los planes medioambientales del Gobierno neerlandés entró este miércoles con fuerza en el Senado en las elecciones provinciales, asestando un duro golpe a la coalición del primer ministro Mark Rutte.
Se espera que el partido "Movimiento Campesino-Ciudadano" (BBB) obtenga el mayor número de escaños en la Cámara Alta del Parlamento holandés, subido a una ola de protestas del sector agrícola, según un sondeo a pie de urna encargado por la cadena pública NOS.
El partido, que se formó en 2019, subrayó de inmediato su compromiso de desafiar los planes del Gobierno neerlandés para reducir las emisiones de nitrógeno, que incluyen una reducción de la ganadería y prevén expropiaciones cerca de zonas naturales protegidas.
"Esto es tan indescriptible", reaccionó Caroline van der Plas, la única diputada del BBB en la Cámara Baja, en la televisión pública NOS.
Según ella, la política de nitrógeno sigue "dictada desde La Haya en una especie de dogma".
El BBB va camino de obtener 15 de los 75 escaños del Senado, por delante de los 10 del partido de centroderecha VVD del primer ministro Mark Rutte, en el poder desde 2010.
Según los sondeos a pie de urna, el partido BBB se sitúa en primera posición en todas las provincias encuestadas, con un 31,3% en su corazón, la zona rural de Overijssel, y un 14,3% en Países Bajos Septentrional, donde se encuentra Ámsterdam.
Los resultados de este joven partido significan que podría unir fuerzas con otras formaciones políticas en el Senado para oponerse a los planes de la coalición cuatripartita de Rutte, que perderá ocho escaños y pasará a tener 24 en total.
No ha sido "la victoria que queríamos", reconoció Rutte a la agencia de noticias neerlandesa ANP.
En los últimos meses, los agricultores holandeses han bloqueado autopistas, protestado ante las casas de los políticos y se han manifestado en sus tractores por miles.
Su cólera había cosechado el apoyo de populistas al otro lado de la frontera, incluido el expresidente estadounidense Donald Trump.
El Gobierno quiere reducir las emisiones de nitrógeno, un gas de efecto invernadero emitido por los fertilizantes y el estiércol del ganado, en un 50% para 2030.
Dice que es necesario para resolver la crisis de la vivienda en los Países Bajos, donde los grandes proyectos de construcción, que también emiten nitrógeno, han sido suspendidos por los tribunales por motivos medioambientales.
La Haya quiere aportar 25 000 millones de euros de aquí a 2035 para ayudar al sector agrícola a reducir sus emisiones de nitrógeno. Pero el sector afirma que el Gobierno lo tiene injustamente en el punto de mira, en comparación con otros sectores como la industria y el transporte.
"No nos sentimos realmente escuchados, a veces ni siquiera nos sentimos bienvenidos en nuestro propio país", declaró la semana pasada Erik Stegink, presidente nacional de la BBB y criador de cerdos.
En Países Bajos, segundo exportador mundial de alimentos por detrás de Estados Unidos, los ganaderos cuentan con el apoyo de una parte de la población. Las banderas neerlandesas al revés, que se han convertido en símbolos de su protesta, han florecido por todo el pequeño país de casi 18 millones de habitantes.
La extrema derecha se había apoderado del asunto, afirmando que los agricultores eran víctimas de un complot "globalista" para despojarles de sus tierras.
El partido populista Foro para la Democracia (FvD), el gran vencedor de las últimas elecciones provinciales de 2019, aún sufrió un revés, cayendo de 12 a 2 escaños según los primeros resultados.