Tras el motín de Wagner todo son preguntas. Certezas hay pocas. El líder de los mercenarios, Yevgeny Prigozhin, dice exiliado en Bielorrusia que solo buscaba salvar de la desaparición a su empresa militar privada, no cambiar el poder.
PUBLICIDADEn Moscú, el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, cuenta con el respaldo del Kremlin.
Nacido en Siberia y considerado un ruso "no étnico", su perfil dista mucho del de la mayoría de los políticos de alto rango en Rusia.
Emily Ferris, investigadora de Seguridad Internacional especializada en política rusa explica que _"Shoigú es alguien con quien Putin ha establecido una relación muy personal. Está en el punto de mira desde 2012 y no procede del grupo de San Petersburgo con el que Putin comenzó su carrera. Tiene una relación muy diferente con Putin._Shoigú es muy leal. Con las elecciones regionales de septiembre, que van a ser muy importantes, y las presidenciales de marzo de 2024, Putin necesita rodearse de la gente más leal. Así que sería un error por su parte darle las gracias ahora por los servicios prestados".
Prigozhin ha subrayado en repetidas ocasiones la incompetencia que le atribuye a Shoigú, que en su opinión ha contribuido a la muerte de muchos combatientes de Wagner en Ucrania.
El líder del grupo mercenario ha pedido reiteradamente y en todos los tonos posibles la destitución del ministro de Defensa.
Para Ferris "Si hablamos sólo de Shoigú, no estoy convencida de que le estén echando. Creo que su puesto es relativamente seguro en estos momentos. Si hablamos de la cúpula militar, es posible que en los próximos meses Putin desencadene una especie de rotación, algún movimiento por parte de los altos mandos. Pero creo que tendrá mucho cuidado de asegurarse de que esto no se vea como una respuesta a lo que ha sugerido Prigozhin, porque eso se vería como una gran debilidad política".