El volcán entró en erupción el sábado por cuarta vez en tan solo tres meses. La Laguna Azul podría estar en riesgo.
La lava de la última erupción volcánica en Islandia alcanzó este domingo los diques de contención que deben impedir su propagación hacia la zona turística de la famosa Laguna Azul y, lo que es más importante, hacia la central eléctrica de Svartsengi, situada en el área.
De momento, los muros construidos parecen aguantar y los científicos predicen que la erupción, la más fuerte hasta ahora en la región, se está debilitando y podría extinguirse muy pronto.
La cuarta erupción en tres meses
El volcán de la península de Reykjanes entró en erupción el sábado por la noche por cuarta vez en tres meses a través de una fisura de unos tres kilómetros. Algunas carreteras de la zona quedaron cortadas por el flujo de lava.
Sin embargo, esta vez no se ha informado de ninguna interrupción en el suministro de energía y agua, ya que esas líneas fueron retiradas o protegidas después de las erupciones anteriores.
Cientos de personas fueron evacuadas del balneario termal Laguna Azul, una importante atracción turística, así como de la ciudad de Grindavík, donde viven unas 3.500 personas.