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¿Cómo de grande es el negocio de la Copa del Mundo de Rugby?

El japonés Amato Fakatava corre para marcar el primer ensayo de su equipo durante el partido del Grupo D de la Copa del Mundo de Rugby entre Japón y Chile en el Stadium de Toulouse, en Francia, el 10 de septiembre de 2023.
El japonés Amato Fakatava corre para marcar el primer ensayo de su equipo durante el partido del Grupo D de la Copa del Mundo de Rugby entre Japón y Chile en el Stadium de Toulouse, en Francia, el 10 de septiembre de 2023. Derechos de autor AP Photo
Derechos de autor AP Photo
Por Doloresz Katanich
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Patrocinio, videojuegos y entradas: ¿qué aporta más ingresos al rugby y hasta qué punto es una buena inversión?

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Francia se metió en cuartos de final de la Copa del Mundo de Rugby tras su victoria sobre Italia la semana pasada, y aunque se enfrenta disputa mañana los octavos de final, se podría decir que el país anfitrión ya ha ganado.

Tal vez no sea el vencedor del torneo (¿todavía?), pero como anfitrión, los organizadores de la Copa Mundial de Rugby Francia 2023 pueden frotarse las manos de alegría: el acontecimiento está generando un considerable impulso económico para el país.

El Comité Organizador de la Copa Mundial de Rugby Francia 2023 espera obtener unos beneficios de 40 millones de euros, que, según ellos, revertirán en el deporte, financiando programas de RSC, infraestructuras y el desarrollo del rugby en Francia.

No es de extrañar su optimismo: en total se vendieron unos 2,5 millones de entradas para la competición, con precios que oscilaban entre los 10 y los 950 euros.

Se espera que el torneo de 2023 -la décima edición- atraiga a un total de 600.000 visitantes extranjeros, con una estancia media de dos semanas, y aporte aproximadamente 1.000 millones de dólares (940 millones de euros) a la economía de Francia.

Un informe publicado anteriormente por Ernst & Young afirmaba que el torneo celebrado en Japón en 2019 tuvo el mayor impacto económico de la historia de la Copa Mundial de Rugby, e incrementó el PIB en 2.930 millones de dólares (2.750 millones de euros).

El fútbol es un deporte muy diferente

Es comparando el rugby con otros deportes comerciales cuando se puede ver claramente el impacto que tiene. El más obvio es el fútbol.

La Copa del Mundo de Rugby está considerada como uno de los 20 principales megaeventos deportivos, mientras que la Copa del Mundo de Fútbol se encuentra entre los tres primeros, por lo que, como es de esperar, aporta una suma gigantesca.

"Así que se cree que para World Rugby, los organizadores de esta competición en particular, puede generar alrededor de 500 millones de dólares de la competición", dijo Simon Chadwick, profesor de Deporte y Economía Geopolítica en Skema Business School en París.

"En comparación con la FIFA, el Mundial de 2022 en Catar reportó a los organizadores unos 7.500 millones de dólares", añadió.

¿De dónde viene el dinero?

Aunque el valor financiero del fútbol eclipse al del rugby en el escenario mundial, los fondos que fluyen a través del viejo rugby no son nada desdeñables.

Hay tres motores principales que hacen que el balance del Mundial de Rugby sea positivo cada cuatro años, tras tres años preparatorios de enormes gastos e inversiones.

De cara a los próximos 10 o 20 años, el atractivo financiero y comercial del rugby cambiará considerablemente
Simon Chadwick
Profesor de Deportes y Economía Geopolítica en Skema Business School in París

La mayor parte de los ingresos proceden de los derechos de retransmisión, seguidos de cerca por los patrocinios y, por último, los ingresos por entradas y merchandising.

Los derechos de retransmisión incluyen desde la emisión de partidos en directo hasta resúmenes editados, reportajes de noticias y vídeos en las redes sociales.

La gran pregunta es cuántos telespectadores puede atraer la Copa Mundial de Rugby en todo el mundo.

La cantidad dicta cuántos acuerdos de patrocinio se pueden cerrar y cuánto puede cobrar el organizador por los derechos de retransmisión.

"En términos de retransmisión, estamos hablando de cientos de millones de personas", afirmó Chadwick. Pero si lo comparamos con deportes globales como, por ejemplo, los Juegos Olímpicos o la Copa Mundial de Fútbol, estamos hablando de miles de millones".

"Y una vez que un deporte es capaz de ofrecer a los socios comerciales, a los patrocinadores, a los organismos de radiodifusión, a los inversores, miles de millones de espectadores, de repente se vuelve muy atractivo", afirmó.

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Por este motivo, convertirse en deporte olímpico puede suponer una vía de escape comercial muy lucrativa para un deporte como el rugby.

El rugby union, la versión de este deporte que se juega en la Copa Mundial de Rugby, no se profesionalizó hasta 1995. Aunque ya ha participado en los Juegos Olímpicos, concretamente a principios del siglo XX, es el Seven, la versión del juego con siete jugadores, la que se convirtió en prueba olímpica oficial en 2016.

Del mismo modo, los acuerdos de patrocinio se basan en la misma lógica: cuanta más gente vea el partido, más atractivo será para las grandes marcas, que quieren mostrar sus productos y servicios al mayor número de personas posible.

En la edición de este año figuran patrocinadores como Emirates, Mastercard y la compañía ferroviaria francesa SNCF.

"Nos enfrentamos a unos ingresos por patrocinio bastante considerables, quizá superiores a los 100 millones de dólares estadounidenses por patrocinar la Copa Mundial de Rugby", afirmó Chadwick.

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Invertir en los jóvenes para invertir en el deporte

El rugby como inversión puede parecer incipiente, pero tiene un claro potencial, según el profesor Chadwick.

"El rugby aún está en proceso de transformación", afirmó. "Cada vez es más popular en territorios como Estados Unidos, e incluso estamos empezando a ver equipos y competiciones en lugares como China".

"De cara a los próximos 10 o 20 años, el atractivo financiero y comercial del rugby cambiará considerablemente", añadió.

Algunas empresas europeas de capital riesgo ya están incursionando en este deporte, pero la mayoría proceden del otro lado del Atlántico.

"El mercado estadounidense del deporte sigue siendo el mayor del mundo: un tercio de la actividad económica mundial en el deporte tiene su origen en Estados Unidos", explicó Chadwick. "Así que el hecho de que Estados Unidos esté empezando a interesarse por el rugby y vea un potencial rendimiento comercial, creo que es significativo".

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La nueva generación de consumidores, niños que ahora tienen seis o siete años, tienen cada vez más su primer contacto con el deporte, un jugador o un club, a través de un juego de consola
Simon Chadwick
Profesor de Deportes y Economía Geopolítica en Skema Business School en París

En el caso de deportes como el rugby, una inversión puede tardar décadas en rendir frutos, ya que se basa en un compromiso a largo plazo.

"El compromiso duradero se crea a menudo durante la infancia. Esto es absolutamente crucial para la salud a largo plazo de un deporte", afirma Chadwick. "Las pruebas demuestran que para muchos de nosotros, sobre todo en Europa, el primer deporte, el primer equipo, el primer jugador, el primer partido que vimos se nos queda grabado. Hasta los 90 años, ése sigue siendo tu equipo", prosigue.

El resultado es que este compromiso lleva a los aficionados a seguir a su equipo y a comprar sus productos durante décadas.

Sin embargo, con la enorme popularidad de series de videojuegos como Fifa, la base del compromiso a largo plazo está cambiando.

Electronic Arts, que desarrolla y publica videojuegos deportivos, ganó 7.400 millones de dólares el año pasado, el equivalente a 6.750 millones de euros, y FIFA 23 alcanzó cifras récord de ventas.

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"La nueva generación de consumidores, niños que ahora tienen seis o siete años, tienen cada vez más su primer contacto con el deporte, un jugador o un club, a través de un juego de consola", afirma el profesor.

Chadwick predice que la cuestión de la popularidad o el éxito de un determinado jugador o equipo en un juego, frente a la vida real, determinará la relación de la próxima generación con el deporte.

Por lo tanto, invertir en videojuegos será probablemente una inversión cada vez más lucrativa para el mundo del rugby.

Giraffonomics: Cómo una jirafa psíquica puede contribuir a la economía del rugby

Aunque parezca mentira, también puede decirse lo mismo de la importancia del mundo natural para las inversiones en rugby.

Sumándose a una larga lista de criaturas supuestamente psíquicas capaces de predecir resultados deportivos, una jirafa francesa, Obano, predijo correctamente el resultado del primer partido de Francia en la Copa del Mundo de Rugby de este año, así como el del encuentro contra Namibia del 21 de septiembre. Y aunque para algunos sólo sea un momento colorista y desenfadado, en realidad puede contribuir a aumentar el número de aficionados al rugby en todo el mundo.

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El juego sigue siendo legal en Europa y es una parte importante de la vida para muchos en el continente. Aunque existen regulaciones, los patrocinadores de las apuestas aportan dinero al deporte: durante las tres primeras semanas de la competición, se apostaron 45 millones de euros en línea.

Y la entrada de una jirafa clarividente en las noticias puede ayudar a darle un empujón.

"Sirve para que nuevas audiencias se interesen ahora por la competición, y algunas de esas personas se quedarán", afirma Chadwick. "Se convertirán en aficionados al rugby de por vida por lo que vaya a ocurrir durante el próximo mes. Así que todo esto de los animales que predicen resultados puede parecer gracioso, pero habrá algunas personas a las que realmente les enganche y seguirán siendo aficionados al rugby".

La popularidad del rugby no ha dejado de crecer en todo el mundo desde hace décadas.

Según la Copa Mundial de Rugby, casi 9 millones de personas juegan regularmente a este deporte en más de 130 países. En resumen, a medida que el deporte crece más, el interés de los inversores tiene potencial para hacerlo también.

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Pero no podemos predecir el futuro... a diferencia de cierta jirafa, por lo visto.

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