La pandemia de COVID-19, que ha obligado a suspender los carnavales por segundo año consecutivo, hace replantearse a los venecianos un turismo de calidad y no de cantidad
PUBLICIDADEste martes tendría que haber sido el día que marca el apogeo de las celebraciones del carnaval en la ciudad de los canales, pero la COVID-19 ha conseguido, por segundo año consecutivo, lo que no logró la peste del año 1.300, su cancelación.
En la anterior edición, el carnaval de Venecia fue suspendido, al poco de iniciarse, y la región del Veneto fue una de las más castigadas en Italia por la pandemia.
Este año se han anulado las festividades públicas; pero los venecianos pueden pasearse por las calles y canales, desiertos de turistas, con sus trajes o disfraces de carnaval. Pero recuperar su ciudad tiene un precio; las pérdidas por la falta de visitantes de calculan en unos 70 millones de euros.
Hamid Seddighi, fabricante de máscaras, no sale de su asombro:
"En los 35 años que llevó trabajando en este sector, nunca hab´ía visto un carnaval así"
Para algunos esta ausencia de turistas puede ser una ventaja como declara Gianni de Luigi, director del Instituto Internacional de la Comedia del Arte.
"Yo pienso que es positivo porque la ciudad va a poder llevar a cabo una reflexión necesaria, porque los últimos carnavales eran excesivos".
Un turismo de calidad y no de cantidad
Y así se lo plantea un venecianos que, con su atuendo carnavalesco pero con mascarilla en lugar de mascára, disfruta de una plaza San Marco lluviosa y casi desierta.
"Cual es la ciudad que queremos imaginar para el futuro como proyecto de ciudad, para salir de esta situación de crisis pero sin volver al pasado, se trata de buscar una nueva Venecia hecha de cultura, arte, belleza, y de turismo de calidad y no de cantidad,"
Cuatro millones y medio de turistas extranjeros solían visitar Venecia cada año, antes de la pandemia, y los Carnavales eran una fecha clave.