El Museo de Orsay de la capital francesa celebra el 150 aniversario del florecimiento del Impresionismo. La exposición 'París 1874. Inventar el Impresionismo' reúne 130 obras de los grandes maestros del movimiento.
Fue el 15 de abril de 1874 cuando 31 artistas, entre ellos Monet, Renoir, Degas, Morisot, Pissarro, Sisley y Cézanne, rompieron reglas y abrieron por su cuenta la primera exposición impresionista en París al margen de los canales oficiales.
No pidieron permiso para ser geniales
La comisaria de exposición, Sylvie Patry, subraya la capacidad innovadora del grupo de artistas que cambiaron la historia de la pintura. No les importaron nunca las burlas y desprecios de los pintores clásicos academicistas: "Iban a mostrar escenas de la vida moderna, iban a mostrar paisajes pintados al aire libre, paisajes muy luminosos, muy claros.
En definitiva, una nueva manera de pintar, de pintar la sensación, la impresión, de ahí el término Impresionismo, que les dieron para burlarse de ellos, en absoluto para felicitarlos por las nuevas direcciones que habían tomado".
Un movimiento artístico rupturista en tiempos revueltos
El impresionismo nació tras la guerra franco-prusiana de 1870, durante la que varios pintores tuvieron que exiliarse y la insurrección de La Comuna en París y su posterior represión. Surgió en un contexto de crisis continua donde todo se ponía en cuestión, algo que llevó a este grupo de pintores a reformular el arte, a explorar nuevos enfoques y sobre todo a desafiar al formalismo académico.