La líder más longeva de Escocia, ante la encrucijada de un segundo referéndum de independencia

La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, el martes 17 de mayo de 2022 en Washington
La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, el martes 17 de mayo de 2022 en Washington Derechos de autor AP Photo
Por David Mac Dougall
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Nicola Sturgeon asegura tener un "mandato muy fuerte" para una nueva consulta sobre el divorcio entre Londres y Edimburgo.

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Nicola Sturgeon debería estar disfrutando de una semana histórica en su carrera política al convertirse en la primera ministra más longeva de Escocia.

En lugar de ello, ha contraído una covid que le ha dejado "fuera de combate" desde que regresó de una visita oficial a Estados Unidos.

Con siete años y 187 días en el cargo, Sturgeon ha superado a sus predecesores, los primeros jefes de Gobierno del Partido Laborista de Escocia - Donald Dewar, Henry McLeish y Jack McConnell - y al hombre que llevó a Escocia al referéndum de independencia de 2014, su antiguo amigo y mentor Alex Salmond. 

Sturgeon sigue planeando celebrar un nuevo referéndum en 2023 y ha repetido recientemente el mantra de que su gobierno tiene un "mandato muy firme" para hacerlo.

Y es cierto: el Partido Nacional Escocés (SNP) ganó un escaño más en las elecciones al Parlamento escocés del año pasado, perdiendo la mayoría general por un solo escaño; y en las elecciones municipales de mayo el SNP también aumentó su número de concejales y su porcentaje de votos.

Según los estándares europeos es una posición envidiable para cualquier partido gobernante, que sigue ganando cómodamente las elecciones y que se mantiene en lo alto de las encuestas 15 años después de haber llegado al poder. 

¿Cómo logra estos éxitos Nicola Sturgeon y el SNP? "Es ciertamente inusual que un partido pueda mantener el cargo durante un periodo tan largo de tiempo y aún así no parezca que vaya a perderlo pronto", asegura a Euronews Malcolm Harvey, profesor de política en la Universidad de Aberdeen.

"A menudo se reduce a las circunstancias. Si la economía es fuerte, los partidos tienden a mantenerse en el poder durante más tiempo".

"También se debe a la competencia política; si hay un gobierno alternativo en espera que parece ser un gobierno potencial, hay una oportunidad para que se haga cargo. Ese tipo de cosas realmente juegan en la mente de los votantes".

El Gobierno escocés tiene el control de una serie de áreas políticas, mientras que otras están reservadas a Westminster. Esto significa que el SNP puede atribuirse el mérito de que las cosas de su competencia salgan en gran medida bien -como la sanidad durante la pandemia- y culpar al gobierno central de Londres cuando las cosas van mal, por ejemplo después del Brexit.

En esencia, el SNP puede escoger lo que mejor le venga para adaptarse a su propia narrativa, mientras que no se enfrenta a ningún desafío político serio. Los partidos de la oposición son débiles y con una puerta giratoria de líderes que rara vez han tenido una percepción positiva en la mente de los votantes. 

"El electorado escocés tiende a dar crédito al parlamento por las cosas que ha hecho", sostiene Harvey, "o incluso por las cosas que no ha hecho, y la culpa tiende a ir al parlamento y al gobierno del Reino Unido si las cosas van mal".

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Nicola Sturgeon posa para los fotógrafos en Bute House, Edimburgo, el domingo 9 de mayo de 2022AP Photo

¿Sigue en pie otro referéndum de independencia?

A pesar de las encuestas favorables y de los repetidos éxitos electorales, el SNP no ha sido capaz de traducir su aparente amplio respaldo en un aumento del apoyo a la independencia.

Entonces, ¿habrá realmente otra votación de independencia a finales de 2023, como Nicola Sturgeon ha prometido a los fieles de su partido?

Los partidarios dicen que sí, pero otros no están convencidos. "En cuanto al referéndum, el mandato está ahí, la legislación está saliendo adelante, y no veo a medio plazo cómo puede ser sostenible que el Gobierno británico siga diciendo que no", subraya Martin Docherty-Hughes, un diputado del SNP cuya circunscripción está en el oeste de Escocia.

Los críticos independentistas de Sturgeon, que son muchos, tanto fuera como dentro del SNP, sostienen que se ha acomodado demasiado en el Gobierno y que ha perdido el apetito por la independencia, sobre todo después de retrasar los planes de otra votación hasta después de la crisis de la covid.

"Creo que es un barco firme, ha sido capaz de asegurar que el pueblo de Escocia confía no sólo en ella sino en su Gobierno, que fue reelegido, y ahora le ha permitido seguir con el trabajo que tiene entre manos, que es celebrar un referéndum de independencia", considera Docherty-Hughes. 

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Lunes 29 de julio de 2019: Nicola Sturgeon junto al primer ministro británico, Boris JohnsonAP Photo

Problemas para la próxima campaña por la independencia

Quedan una serie de inconvenientes urgentes para el SNP. El primero es convencer de alguna manera al Gobierno de Boris Johnson para que les conceda el poder de convocar un referéndum en primer lugar, algo que Downing Street ha descartado repetidamente.

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Luego, tendrían que convencer a los votantes escoceses de dar ese salto, algo que las encuestas muestran que no están haciendo. En tercer lugar, está el problema del Brexit, que ha puesto de manifiesto la necesidad de algún tipo de régimen fronterizo entre un país de la UE y el Reino Unido en la isla de Irlanda.

Expertos como el Malcolm Harvey afirman que tendría que haber una "frontera más dura" similar entre Inglaterra y Escocia si esta última se adhiriera a la UE: una perspectiva que Martin Docherty-Hughes rechaza. Cualquier nueva norma o restricción en la frontera perjudicaría muy probablemente a miles de empresas escocesas que realizan la mayor parte de su comercio con el resto de Gran Bretaña. 

"El papel del partido es convencer al mayor número posible de escoceses de las ventajas de la independencia y convertirlo en un voto a favor del sí", considera Docherty-Hughes. "Hay un trabajo en marcha"

"No hay ninguna ilusión en el partido, y en el movimiento más amplio del 'Sí', que incluye no sólo al SNP sino al Partido Verde y a otros de la izquierda, de que habrá que trabajar en la campaña para mover ese dial".

Podría decirse que la campaña para el referéndum de 2014 comenzó con encuestas que mostraban menos del 30% de apoyo a la independencia, que finalmente acabó con el 45% de los votos.

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En público, el SNP dice que ahora puede aprovechar ese 45% de cara al referéndum con una campaña clara que aprenda de los errores cometidos hace ocho años. Pero en privado, los activistas del partido dicen que les preocupa si el 45% es un punto de partida o un techo. 

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Partidarios de la independencia pasan por delante del Parlamento escocés en Edimburgo antes de la votación de los diputados sobre la celebración de un segundo referéndumAP Photo

¿Habrá un segundo referéndum en 2023?

El Dr. Harvey, de la Universidad de Aberdeen, describe esto como un "momento crucial" para el SNP a la hora de celebrar otro referéndum.

"Un segundo referéndum de independencia es ganar o quebrar. El riesgo es increíblemente alto, si pierdes éste no tienes otra oportunidad", afirma.

La paradoja es que el SNP sólo quiere celebrar un referéndum cuando se puede ganar, mientras que el Gobierno del Reino Unido no concederá un referéndum cuando esa sea la expectativa.

Es una trampa política y parte de la razón por la que el SNP dice que debe haber un referéndum el próximo año es porque sabe que el gobierno del Reino Unido rechazará la demanda.

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A los ojos de la comunidad internacional y de los votantes, todo lo que no sea una asociación y un acuerdo total entre Londres y Edimburgo para celebrar una consulta carecería de legitimidad.

"Sería lanzar una moneda al aire si la ganaran o no", valora Harvey. "Y ninguna de las partes quiere correr el riesgo de perderla".

Por el momento, Nicola Sturgeon podría no estar por la labor de dar vueltas, tomando prestada una frase de Margaret Thatcher, sobre el momento del próximo referéndum de independencia.

Pero las realidades de la política escocesa y británica bien podrían significar que la fecha del referéndum se retrase unos años más, con la perspectiva de que para entonces podría ser necesaria una cara nueva al frente del SNP, un cambio generacional en el liderazgo, para conseguir una victoria.

"Posiblemente sea necesaria una renovación, los gobiernos tienden a perder un poco el rumbo cuando llevan mucho tiempo en el poder", predice Harvey.

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"No veo que vaya a ocurrir pronto, pero tal vez si Nicola Sturgeon no puede conseguir un referéndum el año que viene, podría decidir que está harta y pasar el testigo a otra persona".

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