Italia allanó el camino con la firma la semana pasada de un acuerdo en este sentido con Albania. Otros Estados miembros de la UE podrían seguir su ejemplo.
Externalizar la acogida de inmigrantes fuera de la Unión Europea. Italia está dando el paso, y otros Estados miembros podrían seguir su ejemplo.
La semana pasada, el gobierno italiano firmó un acuerdo con Albania para construir dos centros de acogida capaces de albergar a un total de 3.000 personas. Estas estructuras se destinarían a los migrantes rescatados en el Mediterráneo por la marina italiana, pero no se utilizarían para menores, mujeres embarazadas o personas con discapacidad.
Aunque situados en territorio albanés, los centros caerían bajo jurisdicción italiana, lo que podría suponer una violación de la legislación europea. De momento, la Comisión Europea mantiene la cautela. Una semana después del anuncio de Roma y Tirana, el documento de 9 páginas sigue siendo analizado.
"Estamos en contacto con las autoridades italianas sobre esta cuestión. Acabamos de recibir el protocolo entre las autoridades italianas y albanesas y estamos evaluándolo. Por tanto, no podremos dar más detalles hasta que lo hayamos evaluado completamente", explica la portavoz de la Comisión, Anitta Hipper.
La idea de externalizar los procedimientos de asilo está ganando terreno en Europa. Alemania dice estar "explorando" esta posibilidad, aunque los socialdemócratas tienen sus reservas. Austria, por su parte, sugiere a la Comisión que permita que estos procedimientos se tramiten fuera del continente.
Dinamarca ha ido más lejos, adoptando una ley para permitir que las solicitudes de asilo se tramiten fuera del territorio europeo, pero Copenhague sigue buscando un socio para aplicar el texto.
Para algunos expertos, la externalización de la tramitación de las solicitudes de asilo no es una idea nueva en la UE, pero nunca ha llegado a materializarse.
"Si nos fijamos en la historia, este tipo de propuestas nunca han llegado a buen puerto por varias razones. Hay cuestiones jurídicas sobre el impacto de la protección de los derechos fundamentales, pero también hay cuestiones políticas, morales y prácticas que han impedido que estas ideas fructifiquen", explica Alberto Horst Neidhardt, analista del European Policy Center.
Este tipo de acuerdo podría repetirse en el futuro, pero tendrá que ajustarse a las nuevas leyes europeas sobre inmigración, actualmente en discusión.