La Comisión Europea ha dado una tibia respuesta al acuerdo migratorio alcanzado entre Italia y Albania, limitándose a advertir que debe cumplir la legislación de la UE e internacional.
PUBLICIDAD"Estamos en contacto con las autoridades italianas porque necesitamos ver los detalles. Pedimos recibir información detallada sobre este tipo de acuerdo", ha reclamado este martes por la tarde un portavoz de la Comisión Europea.
El acuerdo, el primero de este tipo para un Estado miembro de la UE, fue anunciado el lunes por la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y su homólogo de Albania, Edi Rama, durante un encuentro bilateral en Roma.
En virtud del acuerdo, que ha sido inesperado, Italia construirá dos centros de acogida en el país balcánico. Allí tramitará las solicitudes de asilo de los migrantes rescatados en el mar Mediterráneo por las autoridades italianas que serán desembarcados en la ciudad costera albanesa de Shëngjin. Los centros tendrán capacidad para albergar hasta 3.000 migrantes a la vez, ha explicado Meloni, con el objetivo de tramitar 36.000 solicitudes al año. Quedarán excluidas las mujeres embarazadas, los niños y las personas vulnerables.
El coste y mantenimiento de la infraestructura correrá a cargo de Roma, mientras que Tirana se ha comprometido a proporcionar servicios de seguridad y vigilancia externa. La puesta en marcha se ha fijado para la primavera de 2024. Los dos centros se regirán por la jurisdicción italiana, un punto que ha suscitado inquietudes sobre la aplicación extraterritorial de la legislación italiana y de la UE en un país no perteneciente al club de los 27.
"Los Estados miembros no tienen prohibido adoptar medidas en virtud de la legislación nacional para permitir que las solicitudes de asilo sean presentadas por personas de terceros países", ha dicho el portavoz de la Comisión, "pero esto debe hacerse sin perjuicio de la plena aplicación" de las normas de asilo de la UE.
La cuestión de quién se encargará de la deportación de los solicitantes rechazados sigue sin estar clara. Los informes iniciales sugerían que la tarea correría a cargo de las autoridades albanesas, pero el primer ministro Rama declaró posteriormente que recaería primero sobre los hombros italianos. El acuerdo se alcanzó a nivel político y aún debe ser "seguido de todas las disposiciones reglamentarias consiguientes", señaló Meloni.
La noticia suscitó de inmediato comparaciones con el controvertido acuerdo migratorio entre el Reino Unido y Ruanda, según el cual los solicitantes de asilo serían trasladados del territorio británico al país africano mientras se examinan sus solicitudes. El acuerdo sigue bloqueado por los tribunales británicos y no se ha producido ninguna deportación.
Ylva Johansson, comisaria europea de Asuntos de Interior, declaró el año pasado que el plan británico "no era una política migratoria humana y digna", mientras que Austria dijo recientemente que estaba abierta a explorar un acuerdo al estilo de Ruanda con un país no perteneciente a la UE.
Preguntado por la comparación, el portavoz de la Comisión negó la similitud, ya que el plan italo-albanés se aplicaría a quienes aún no han llegado a las costas italianas. "Tenemos que entender primero el caso italiano antes de entrar en detalles. Por la primera información que vemos, no es el mismo caso. Pero, de nuevo, necesitaremos información detallada", ha dicho el portavoz.
Las noticias de Roma llegan cuando la reforma migratoria del bloque entra en su recta final. La reforma incluye un "procedimiento fronterizo" más rápido para examinar las peticiones de asilo de solicitantes procedentes de países con un bajo índice de reconocimiento, como Túnez, Egipto, Marruecos y Pakistán. El procedimiento debería durar un máximo de 12 semanas.
Paralelamente a la reforma, los Estados miembros están presionando para reforzar la llamada "dimensión exterior" de la migración, lenguaje codificado para las asociaciones con países no pertenecientes a la UE para impedir la salida de embarcaciones de migrantes. Italia, que este año ha sido testigo de la llegada irregular de más de 145.000 migrantes, se ha convertido en uno de los más firmes defensores de esta nueva política.
"Creo que (el acuerdo) podría convertirse en un modelo de cooperación entre países de la UE y de fuera de la UE en la gestión de los flujos migratorios", ha asegurado Meloni a Il Messaggero en una entrevista, en la que señaló que había informado a la Comisión con antelación y no había recibido ninguna respuesta negativa. "Creo que este acuerdo se caracteriza por un audaz espíritu europeo", ha defendido.
Sin embargo, el resultado más tangible de la dimensión exterior -el memorando de entendimiento con Túnez- se ha vistoafectado pordesacuerdos, contratiempos y polémicas devoluciones desde su firma a mediados de julio.