En los soleados campos del sur de España crece un nuevo tipo de maíz. Parece un cultivo cualquiera, pero en su interior alberga una tecnología que podría transformar el futuro de la agricultura.
Los cambios en los patrones meteorológicos, la evolución de la normativa y el aumento de la presión de plagas y enfermedades están planteando a los agricultores de toda Europa desafíos nuevos y difíciles, y hoy en día cultivar es más complicado de lo que ha sido, o de lo que quizá debería ser.
Para reforzar la autonomía estratégica, la UE fomenta la innovación europea en todo el sistema agroalimentario, apoyando el desarrollo de cultivos resistentes y métodos agrícolas sostenibles.
Corteva, una empresa mundial de tecnología agrícola, está probando una de estas innovaciones en España. Las variedades de maíz editadas genéticamente de Corteva están diseñadas para adaptarse mejor a condiciones extremas y ofrecer rendimientos más constantes, lo que se traduce en una producción nacional más asequible, incluso en suelos y climas menos favorables.
¿Qué es la edición genética?
La edición genética es una tecnología que permite a los científicos realizar pequeños cambios en el propio ADN de una planta sin introducir ADN de otra especie. La edición genética actúa dentro del ADN de la planta para eliminar, editar o mover un gen con el fin de ayudar a la planta a crecer más fuerte, haciéndola más resistente a enfermedades, plagas, insectos o malas hierbas, o a condiciones como inundaciones y sequías. La edición genética hace lo mismo que los agricultores llevan haciendo durante siglos —crear plantas mejores—, pero de forma más rápida, económica y eficaz.
La presión sobre el sistema alimentario europeo
El sur de España ya está sufriendo el tipo de estrés medioambiental al que pronto se enfrentarán otras regiones. "Cada vez que llueve, llueve más de lo que debería", afirma Pedro Fernández, un agricultor de la zona de Sevilla. "Hay largos periodos de lluvia y muchas sequías. Si a eso añadimos que hay nuevas plagas, puede ser difícil producir bien".
"Uno de los muchos problemas que plantean las condiciones meteorológicas extremas es que pueden provocar pérdidas totales de la cosecha", señala Frank Röber, responsable de Alianzas de Mejora de Corteva en Europa. "En conjunto, eso repercute en la seguridad alimentaria".
Para agricultores como Fernández, la edición genética podría ser una solución muy necesaria. "Con la edición genética tendremos más seguridad alimentaria y podremos cuidar mejor el medio ambiente", afirma. "Si hacemos las cosas bien, tenemos un gran futuro por delante, pero primero tenemos que aceptar la nueva tecnología".
Un enfoque preciso para el fitomejoramiento
Corteva invierte casi 3,5 millones de euros diarios en investigación y desarrollo, con el centro de investigación de La Rinconada, en Sevilla (España), y su centro de investigación de Eschbach, en Alemania, centrando sus esfuerzos para avanzar en las tecnologías de edición genética.
Para traducir esta investigación en resultados prácticos, la empresa prueba sus innovaciones con ensayos en condiciones reales. En Sevilla, Corteva está probando sobre el terreno su maíz editado genéticamente, y el rendimiento de este verano demuestra cómo podrían comportarse los cultivos editados bajo las presiones climáticas futuras.
"La edición genética nos permite crear más variación genética", comenta Röber. "Puede utilizarse para detener los genes negativos o potenciar los positivos para así obtener un mejor rendimiento en el campo".
Oportunidades en todos los cultivos
La edición genética ofrece oportunidades apasionantes para innovadores de todos los alcances, tanto del sector privado como público. Además de desarrollar variedades de cultivos más fuertes, los botánicos están utilizando la tecnología para desarrollar productos como patatas resistentes a las enfermedades.
En toda Europa y fuera de ella, los científicos están demostrando el potencial de la edición genética para mejorar el rendimiento de los cultivos y la eficacia de los recursos. En Rothamsted Research (Reino Unido), por ejemplo, los científicos han desarrollado un trigo con cualidades mejoradas que ahora está pasando de las pruebas en pequeños campos a ensayos más amplios en granjas y otros lugares. También han obtenido una variedad de cebada que almacena aproximadamente el doble de grasa que los tipos convencionales, lo que la convierte en un pienso más con mayor densidad energética, que podría ayudar a reducir las emisiones de los animales de pastoreo al permitirles obtener más energía de la misma cantidad de alimento.
En otros lugares, el trabajo de Tropic Biosciences con plátanos Cavendish editados genéticamente ilustra cómo las modificaciones dirigidas pueden ayudar a que los plátanos cotidianos sepan mejor y duren más, reduciendo así el desperdicio alimentario.
El panorama general
Para Europa, la tecnología llega en un momento crucial. La edición genética podría ayudar a equilibrar la autonomía estratégica con la sostenibilidad, pero su futuro depende de cómo evolucione la normativa y de la rapidez con que se consiga la confianza pública.
A pesar de que la Comisión Europea propuso una definición jurídica exhaustiva de la edición genética (NTG, nuevas técnicas genómicas) en 2023, el reglamento aún se está negociando y no se ha adoptado formalmente en la legislación de la UE. A principios de 2025, el Consejo de la UE aprobó un proyecto que trata las plantas modificadas genéticamente de forma similar a las criadas de forma convencional, distinguiéndolas de las que implican cambios más complejos, pero sigue pendiente el acuerdo definitivo entre los legisladores.
Mientras continúa el debate, miles de millones en investigación, la resiliencia de las explotaciones europeas y la productividad del sistema agrícola están en juego. Lo que ocurra a continuación determinará si la edición genética sigue siendo una promesa científica o se convierte en un pilar fundamental de la agricultura europea y de la economía europea.