En plena resaca postelectoral y con Europa todavía celebrando la derrota de la ultraderecha de Wilders, Holanda encara ahora otro desafío: ensamblar una coalición de…
PUBLICIDADEn plena resaca postelectoral y con Europa todavía celebrando la derrota de la ultraderecha de Wilders, Holanda encara ahora otro desafío: ensamblar una coalición de Gobierno.
De hecho, Mark Rutte deberá desplegar todas sus dotes negociadoras para conseguir un tercer mandato al frente del Ejecutivo. Con solo 33 escaños, su partido liberal necesitará pactar con al menos otras tres formaciones. Eso podría suponer un giro a la derecha del futuro Gobierno, que se encontrará de frente, como segunda fuerza política, a la ultraderecha de Geert Wilders con sus 20 escaños, cinco más que en la anterior legislatura.
Pese a todo, el resultado de las elecciones en Holanda se ha interpretado como la derrota de los populistas en su primer test en Europa tras el “brexit” y la victoria Donald Trump en Estados Unidos.
“Me siento feliz por la derrota de la formación xenófoba. El Partido de la Libertad es un partido enojado, opuesto a los extranjeros, contrario a Europa. Ellos han perdido y los que han ganado han sido los partidos jóvenes, los verdes, formaciones optimistas. Y yo creo que eso es algo bueno”, dice Serge Onnen, un habitante de Amsterdam.
“Vamos a ver qué pasa ahora, porque el partido más importante todavía tiene que buscar socios para formar un Gobierno de coalición y eso todavía está pendiente de negociación”, comenta una joven.
Los holandeses están acostumbrados a esperar semanas hasta que se consiguen formar complicados Gobiernos de coalición con cuatro o cinco partidos.