Los servicios de policía y bomberos se encargan de regar los árboles de la ciudad y las áreas verdes para que no se sequen. En bosques y campos, aumenta el peligro de incendio.
Difícil, muy difícil trabajar en la construcción estos días en Alemania, un país acostumbrado al frío. Los cerca de 40 grados al sol parece que se quedan cortos si los comparamos con el alquitrán fundido que manejan los albañiles y que alcanza temperaturas de 230 grados. Pero hay que seguir trabajando.
Mejor lo llevan los que hacen turismo en Berlín con abanico y ropa de verano. Con este tiempo sí apetece salir.
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Los servicios de policía y bomberos se encargan de regar los árboles de la ciudad y las áreas verdes para que no se sequen. En bosques y campos aumenta el peligro de incendio. Los agricultores alemanes han lanzado la voz de alarma por las pérdidas que van a sufrir este año debido al calor.
En algunas regiones del sureste de Alemania las autoridades han elevado el nivel de alerta a 5, el máximo.
En Dinamarca los peces no aguantan las altas temperaturas y se afixian. En algunas zonas los bomberos están bombeando agua dulce para elevar los nievels de oxígeno.
Imposible dormir con más de 20 grados.