Los suyos le apoyan todavía más si cabe. La oposición le acusa de querer poner una mordaza a los medios de comunicación y de no dar explicaciones por la apertura de diligencias contra su mujer.
PUBLICIDADTras cinco días de "reflexión", el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, ha decidido seguir en el cargo. La semana pasada, el líder socialista decidió suspender su agenda política porque necesitaba tiempo para "pensar" después de que un tribunal abriera diligencias contra su mujer por presunta corrupción en los negocios y tráfico de influencias.
Desde la apertura del caso contra su esposa, Sánchez ha acusado a la derecha y la extrema derecha de llevar una campaña de acoso contra él y su esposa y se ha mostrado crítico con los "ataques infundados" que asegura haber recibido por su condición de presidente en un país en cuya clase política impera la denominada "maquinaria del fango".
En los últimos días, Sánchez ha logrado la cohesión de todos aquellos partidos políticos que, en un momento u otro, le han apoyado. El PSOE, sus socios de coalición, así como los partidarios de Sánchez, le han dado un completo apoyo, pidiéndole que se quedara. "El presidente ha sufrido una guerra sucia", afirmó el martes la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría.
Sánchez carga contra determinados "pseudomedios de comunicación"
En su discurso institucional el lunes, en el que se negó a responder a las preguntas de los medios de comunicación, el presidente del Gobierno aseguró que no merecía la pena seguir si la sociedad acepta que la batalla entre los distintos partidos pueda justificar "el ejercicio del odio, la insidia y la falsedad". Dijo, además, que la mentira no puede sustituir "al debate respetuoso y racional basado en evidencias".
Sánchez subrayó que existe un problema muy serio en la democracia española, refiriéndose a los denominados "pseudomedios de comunicación" o periodistas en tertulias que "contaminan el debate".
El presidente anunció en una entrevista con 'TVE' el lunes que el Gobierno ya está preparando medidas en el ámbito judicial y de los medios. "Propondremos acciones para prestigiar nuestra democracia", afirmó.
Mientras tanto, las asociaciones de prensa han criticado al presidente por no convocar una rueda de prensa posterior a su declaración el lunes y por "poner en duda la libertad de expresión".
La oposición, y algunos socialistas, critican duramente
Pero, de momento, la maniobra de Sánchez no parece haber perjudicado mucho a la formación socialista, sino todo lo contrario. En una encuesta rápida del Centro de de Investigaciones Sociológicas (CIS) difundida el lunes, el PSOE sacaría 9,4 puntos al Partido Popular, un resultado que da la vuelta al último sondeo del CIS de abril que daba una victoria a la formación popular, liderada por Alberto Núñez Feijóo, con un 33,5% de los votos.
Para la oposición, el periodo de "reflexión" ha sido una simple representación teatral, una estrategia política de Sánchez para sacar rendimiento a su posición. Incluso entre las filas socialistas, figuras de peso como el expresidente del Gobierno Felipe González, se han mostrado irónicos por su reacción. En un acto en Santiago de Chile, González ha señalado que él "no sabía que era una decisión" el propósito de Pedro Sánchez de seguir al frente del Ejecutivo.
En Cataluña, con las elecciones a la vuelta de la esquina, algunos partidos consideran que su aparición en los medios públicos es "pura autopromoción".
Soliviantada la vida política por la situación, el PSOE había aplazado a este martes la reunión de la Comisión Federal de Listas que aprobará la candidatura del partido para las elecciones europeas. Una ocasión única en la que los compañeros de partido de Pedro Sánchez han aprovechado para cerrar filas en torno a su figura, y mostrarle su rotundo apoyo.