Una forma original de ofrecer lo que la artista francobelga considera 'alimento esencial para el alma' en estos tiempos tan duros de pandemia.
Música como alimento del alma en tiempos de penurias y confinamiento.
Es lo que ofrece la chelista Camille Thomas a los parisinos desde el tejado del Instituto francés de la capital gala. Un exquisito Kadish de Ravel acariciando las cuerdas de un Stradivarius del siglo XVIII.
"Hoy es un alimento esencia, es el alimento del alma. Es mucho más que un simple divertimento, como el ver una serie de Netflix. Es importante estar entretenio, pero el alimento del alma que aporta escuchar a un músico tocando, recibir su belleza, es eso lo que nos permite aguantar en los momentos más difíciles".
Así ha presentado esta artista franco belga su segundo disco "Voz de esperanza". La pieza central, escrita por el compositor turco Fazil Say, una súplica para que el mundo ponga fin a la violencia, creada tras los atentados de 2015 y 2016 en Turquía y Francia.