A pesar de una serie de acercamientos diplomáticos para disipar las preocupaciones, los vínculos entre las dos potencias se han vuelto visiblemente tensos.
PUBLICIDADDecir que las relaciones entre la Unión Europea y China atraviesan un mal momento sería quedarse corto.
A pesar de una serie de acercamientos diplomáticos para disipar las preocupaciones, los vínculos entre las dos potencias se han vuelto visiblemente tensos, con sospechas y advertencias expresadas de manera pública.
"Es evidente que nuestras relaciones se han distanciado y dificultado en los últimos años", declaró Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en su ya famoso discurso de la semana pasada, antes de su viaje a Pekín. "Podemos esperar ver un claro impulso para que China dependa menos del mundo y el mundo dependa más de China".
El discurso de Von der Leyen, que Pekín criticó por incoherente y engañoso, ofrecía una evaluación contundente, y en ocasiones mordaz, del estado actual de las relaciones UE-China, señalando al Partido Comunista por promover una "visión alternativa del orden mundial".
Pero las palabras de la presidenta, sin embargo, no debe verse como un episodio aislado de franqueza política. Por el contrario, deben situarse en un contexto más amplio, en el que antiguos agravios se ven exacerbados por nuevos desacuerdos, sobre todo en relación con la guerra de Rusia en Ucrania y la misión autoproclamada de China como mediadora neutral de la paz.
Las tensiones entre ambos bandos, indudablemente, son mucho más profundas y vienen de lejos.
Descubra en el vídeo adjunto a la noticia cuáles son los principales puntos de fricción en las relaciones UE-China.