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Edificios Cebra: La epidemia arquitectónica que está transformando las ciudades españolas

Bloques Cebra
Bloques Cebra Derechos de autor  Google Maps
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Por Jesús Maturana
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Franjas blancas y negras uniformes pueblan las periferias españolas. Son los bloques cebra, edificios idénticos desde Bilbao a Málaga que han generado un intenso debate: arquitectos los denuncian como "fast food inmobiliario", mientras promotores defienden un producto que funciona.

Desde Vigo hasta Almería, pasando por Zaragoza, Valencia o Pamplona, el paisaje urbano español comparte cada vez más un mismo patrón: edificios de franjas blancas y negras, balcones uniformes y fachadas ventiladas que se replican sin distinción de clima, contexto o ciudad. Teniendo en cuenta el grave problema de vivienda que vive España, este tipo de construcciones está creciendo como la espuma.

Son los llamados bloques cebra, un fenómeno que ha pasado de la invisibilidad a convertirse en tendencia viral gracias a la cuenta de Instagram @bloque_cebra, creada por un colectivo de jóvenes arquitectos que ha documentado más de mil ejemplares por toda España.

"Surge de un hartazgo, de que la cebra se extiende y se impone y se normaliza", explican los creadores de la cuenta, que prefieren mantener el anonimato para que la crítica no se personalice. Con dos millones de visitas al mes, su proyecto ha conseguido algo inédito: sacar el debate sobre calidad arquitectónica del círculo profesional y llevarlo a la opinión pública. Han bautizado incluso un "cebrómetro" para medir el grado de cebrismo de cada construcción.

El término no define un estilo arquitectónico propiamente dicho, sino una tendencia constructiva estandarizada donde las decisiones responden más a criterios de eficiencia económica que a reflexión creativa. La fórmula es simple: franjas oscuras que concentran ventanas y carpinterías de color antracita, alternadas con franjas claras de fachada ventilada. El resultado: edificios clónicos que podrían estar en cualquier lugar, desde el Pirineo hasta Canarias.

Fast food inmobiliario: cuando el Excel reemplaza al arquitecto

Para los críticos, los bloques cebra representan la culminación de un modelo donde la arquitectura queda relegada a mero trámite burocrático. "Es como el fast food inmobiliario", resume el colectivo @bloque_cebra. "Promotores que construyen con un sistema que está en una tabla de Excel donde todo se reduce a eficiencia y aparta la labor del arquitecto".

El arquitecto bilbaíno Iñigo Berasategui, del despacho BeAr, escribió un artículo demoledor sobre el fenómeno en la revista 'Patio', donde habla de "una plaga", de "cacofonía de claroscuros" y de "un mundo que no recoge los nobles valores de la comunidad". Berasategui critica que estos edificios se construyen "de espaldas a la calle, con nula visión de barrio", con interiores donde "suelos imitan madera, encimeras imitan mármol y puertas de plástico imitan pino".

La operación Garellano en Bilbao se ha convertido en el ejemplo paradigmático. El diseño original del prestigioso estudio londinense de Richard Rogers fue simplificado hasta la banalización por las "adaptaciones" del ayuntamiento. El resultado: un skyline transformado por torres cebra que los arquitectos locales califican de "traumático y distópico".

Bloques cebra
Bloques cebra Google Maps - Street View

Pero el fenómeno no se limita a un estrato social concreto. Los bloques cebra existen en todas las gamas, desde viviendas de protección oficial hasta apartamentos de dos millones de euros. "Hay cebras de alquiler social y cebras de lujo", confirman desde @bloque_cebra, evidenciando que el problema no es el precio sino el modelo.

Las críticas apuntan en múltiples direcciones: promotoras que buscan máxima rentabilidad replicando al por mayor; ayuntamientos que priorizan agilizar procesos; y una profesión precarizada donde muchos arquitectos se ven obligados a elegir entre hacer cebras o no trabajar. Jorge López Conde, arquitecto y experto de la Nueva Bauhaus Europea, alerta: "Es un fenómeno español y único, con un gran impacto sobre el entorno construido. Son edificios que no están adaptados ni vinculados al clima ni construidos con materiales del entorno".

El espejismo aspiracional y sus consecuencias urbanas

La paradoja de los bloques cebra es que se venden como modernos y vanguardistas cuando en realidad representan lo contrario: la ausencia de decisión arquitectónica. "La cebra representa la no-elección", explican desde @bloque_cebra. "Es el resultado de lo que denominamos pasotismo urbano".

Para compensar la pobreza del diseño exterior y la falta de integración con el entorno, los promotores recurren al "pack cebra": piscinas infinitas, gimnasios privados, zonas comunes con césped artificial, walking closets, baños en suite y halls de tres metros cuadrados. "Son assets diseñados para hacer el producto más atractivo para el comprador, sin atender necesariamente al bienestar de sus habitantes", critican los arquitectos.

El problema se agrava en las plantas bajas. A diferencia de la arquitectura tradicional española, que genera vida urbana con comercios y servicios en los bajos, los bloques cebra tienden a cerrar completamente esos espacios o dejarlos vacíos. "Hay centenares de edificios con plantas de calle comerciales cerradas", reconoce Xavier Vilajoana, presidente de APCE, la patronal de promotores. El resultado son barrios dormitorio, sin actividad en las calles, donde la vida se hiperprivatiza dentro de las urbanizaciones.

Edificio Cebra
Edificio Cebra Google Mpas - Street View

Esta tendencia contrasta radicalmente con los polígonos de VPO de los años sesenta y setenta, con los que algunos han querido compararlos. "Aquellos bloques estaban vinculados al lugar, eran reconocibles, cuidaban el espacio público, dialogaban con los equipamientos", recuerdan desde @bloque_cebra. "Los hacían arquitectos, aquí no hay nadie pilotando la máquina".

Desde el sector promotor, la defensa es pragmática. "Es un producto que funciona y tiene clientes", argumenta Vilajoana, quien rechaza el calificativo de "edificios cebra" y subraya que al tener un porcentaje de piezas prefabricadas, "la necesidad de mano de obra es menor, y esta es la principal razón de su construcción en un sector donde falta mucha mano de obra cualificada".

Desde Neinor, la mayor promotora de España, insisten en que sus diseños los realizan "los mejores estudios de arquitectura a nivel nacional" y que responden a las exigencias del Código Técnico de la Edificación de 2006, que impuso mayores requisitos de aislamiento.

Pero para muchos arquitectos, esto no justifica la homogeneización. "En una época en que hablamos de adaptar edificios al entorno, se hacen edificios exactamente iguales, muy buenos tienen que ser si sirven igual para Bilbao que para Málaga y en cualquier orientación", ironiza Berasategui.

La pregunta que queda en el aire es contundente: ¿qué ciudad queremos construir? Porque, como advierte el colectivo @bloque_cebra, "la construcción produce un efecto no limitado a sus usuarios inmediatos, sino extendido a su entorno, a sus vecinos y a generaciones futuras". El debate sobre si los bloques cebra serán recordados como el sello arquitectónico de nuestra época o como un error urbanístico está servido. De momento, siguen multiplicándose por toda España, convirtiendo nuestras periferias en una selva rayada donde la eficiencia económica ha vencido al criterio arquitectónico.

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