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La locura de precios de las entradas para los conciertos de Taylor Swift y Coldplay

Taylor Swift
Taylor Swift Derechos de autor AP Photo
Derechos de autor AP Photo
Por Jonny Walfisz
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Las entradas para los conciertos de música pop se nos han ido de las manos. Al parecer, todo empezó con las innumerables dificultades para adquirir entradas para el concierto de Taylor Swift. Pero ahora el problema se ha extendido a Beyoncé, Coldplay y casi todos los artistas que tocan en estadios.

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Hubo un tiempo en que ver actuar a tu artista favorito ante miles de personas era asequible.

Haz un viaje a través de los recuerdos buscando tu actuación favorita y su correspondiente entrada. Prueba con Elton John, que ofreció su último concierto en Estocolmo el pasado julio, y verás que en 1975 podías verlo en el estadio londinense de Wembley por solo 3,50 libras. Son 37,56 libras (43,91 euros) en moneda de hoy.

Para contextualizar, este no era Elton antes de ser una estrella. Era Elton en la cima de su popularidad, tocando en el estadio más grande del país con una lista de canciones que incluía éxitos como Rocket Man, Candle in the Wind y Bennie and the Jets. Por si fuera poco, Elton actuaba en un evento llamado Mid Summer Music, en el que actuaban The Beach Boys, Eagles y Rufus & Chaka Khan.

La idea de que se pudiera ver a un conjunto tan increíble de artistas en su mejor momento por una cifra tan asequible parece mentira hoy en día. 

Ticketmaster contra los fans

Taylor Swift en 2023 tiene un estatus de popularidad equivalente al de Elton en 1975. Cuando se pusieron a la venta las entradas para el tramo norteamericano de la **gira Eras de Swift en 20**22, la demanda fue tan alta que Ticketmaster se colapsó.

Sin embargo, cuando Ticketmaster funcionaba, su algoritmo de "precios dinámicos" respondió a la increíble demanda elevando el valor de las entradas a cifras completamente inalcanzables.

Como era de esperar, los aficionados se enfadaron por la situación. Muchos se quedaron sin entradas y bastantes de los que las tenían habían pagado precios muy por encima de lo esperado para ver a la cantante. Un grupo de 26 fans llegó a presentar una demanda civil colectiva contra Ticketmaster acusándolo de fraude, fijación de precios y violación de las leyes antimonopolio.

La propia Swift se mostró furiosa con Ticketmaster. "Es realmente increíble que 2,4 millones de personas hayan conseguido entradas, pero me enfada mucho que muchas de ellas sientan que han sufrido varios ataques de oso para conseguirlas", escribió en Instagram, añadiendo que la empresa distribuidora le había asegurado que podían hacer frente a la demanda.

Cuando llegó el momento de la venta de entradas para el tramo europeo de la gira, Swift intentó solucionar el problema. Esta vez los fans podían inscribirse por adelantado para adquirir las entradas que les interesaban. Los que hubieran comprado el décimo álbum de estudio de la estrella Midnights al salir a la venta el año pasado, tendrían acceso especial a un código de preventa. Para los que no lo habían hecho, el día de la venta parecía una escena de James Bond en la que se alimenta con unos pocos cuerpos vivos una piscina de pirañas voraces.

Si tuviste la suerte de acceder a una pantalla de venta de entradas, es posible que no se te diera la opción de elegir una asequible, sino que te vieras abocado bien a comprar entradas muy por encima de tu presupuesto, bien a la triste aceptación de que todo tu trabajo fue en vano.

Hay informes de personas que pagaron alrededor de 350 libras (410 euros) por las entradas. No se trataba de entradas para las secciones VIP o asientos con las mejores vistas, sino de las corrientes. Algunos de los que las consiguieron a precios asequibles descubrieron que estaban sentados en la zona de detrás del escenario, con la vista clavada en la parte trasera de la elaborada plataforma de sonido.

Hemos avanzado mucho desde aquellas entradas de 3,50 libras de Elton John.

Precios abusivos

Taylor Swift ha estado en el centro del debate actual sobre los elevados precios de las entradas. Sin embargo, es importante señalar que este fenómeno no la atañe exclusivamente a ella.

Como ya se ha mencionado, las entradas para las giras por estadios de Beyoncé, Coldplay, Madonna e incluso la última gira de Elton han estado plagadas de complicados procesos de reserva y precios prohibitivos.

También cabe señalar que las giras nunca han sido tan caras para los músicos. La crisis inflacionista mundial afecta a todos los ámbitos de las giras, desde la energía al transporte. En el caso de los artistas británicos girando por la UE, también han tenido que asumir el aumento de la burocracia como consecuencia del Brexit.

Otra consideración es que ya pocos intérpretes obtienen ingresos significativos de la venta de discos. Gracias a servicios de transmisiones por Internet como Spotify, que apenas ofrecen a los artistas ingresos residuales, las giras y el merchandising son sus principales fuentes de ingresos. Aunque esto no se aplica realmente a Swift, cuya popularidad ha hecho de Midnights el disco más vendido del siglo.

Un último punto a favor de los músicos: muchas de estas giras a gran escala tienen unos valores de producción increíbles. Cualquiera que haya visto los vídeos de la gira Eras de Swift o Renaissance de Beyoncé dará fe de la impresionante calidad del atrezo, coreografía y trajes.

Y sin embargo, a pesar de todo, sigue pareciendo que estas grandes estrellas del pop esperan demasiado de sus fans desde el punto de vista económico. Hay razones comprensibles para que suban los precios de las entradas. Pero esperar que paguen varios cientos de euros por la oportunidad de asistir es demasiado. Antes de la pandemia, era posible ver a Muse en el estadio de Wembley por 45 libras en 2009, o por 68 libras (79 euros) en la actualidad. Radiohead en 2012 costaba 70 libras y 95 libras (110 euros) hoy.

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Más recientemente, ver tocar a Kendrick Lamar en Ámsterdam el año pasado incluía tantos números coreografiados tan espectaculares como los de sus colegas mencionados. Pero las entradas costaban 89,60 € de pie y 78,40 € en las mejores localidades no preferentes. En los palcos se podían conseguir por solo 56 euros.

Robert Smith, de The Cure, también se ha opuesto a los precios desorbitados de las entradas. La gira más reciente de la legendaria banda gótica ha sido la más vendida y rentable de su historia. Sin embargo, no tuvo que recurrir a la especulación para conseguirlo. De hecho, tras enterarse de sucesos similares al fiasco de la venta de entradas de Swift, el grupo colaboró con Ticketmaster para ofrecer hasta 10 dólares (9 euros) de reembolso a los clientes. Además, Smith se aseguró de que todas las entradas de la gira fueran asequibles, con un precio medio de 68,54 dólares (62,32 euros), alrededor de un 37% menos que las de otros artistas similares.

Aunque la dinámica exacta que entra en juego a la hora de presupuestar una gira de Taylor Swift en comparación con una de Kendrick Lamar o The Cure sigue siendo un misterio, no se puede evitar pensar que muchos de estos precios desorbitados actuales son el resultado de un factor por encima de todos los atenuantes: la codicia.

Tomando a Swift como ejemplo, aunque no es la única, su gira es una de las más vendidas de la historia. Tiene uno de los lanzamientos físicos más vendidos del siglo, sigue reeditando sus propios álbumes, lanza regularmente nuevas ediciones de los mismos álbumes (muchas de estas ediciones especiales son la única forma de garantizar las entradas para la gira) y es probablemente una de las pocas artistas capaces de ganar algo de dinero en Spotify.

AP Photo
Taylor Swift en una actuación de su gira Eras, en Nashville, EE. UU. el pasado mes de mayo.AP Photo

Lo peor de todo es que los fans salen perdiendo. Los que consiguen entradas se gastan una cantidad que, en una época de crisis del coste de la vida, probablemente les asegure que no podrán permitirse ver a otro artista de esa envergadura en mucho tiempo. A esto se añade la presión de disfrutar del concierto cuando llega. Una cosa es salir de uno  después de gastar una cantidad razonable con la sensación de que solo estuvo bien. Cuando se trata de todo tu presupuesto de un mes, es mucho más probable que sientas que te deben el concierto de tu vida.

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¿Cuál es la solución? O bien los aficionados se ponen las pilas y se niegan rotundamente a gastar estas cantidades desorbitadas de dinero. O hará falta que más artistas adopten la postura de The Smith. Hasta entonces, te recomendamos que te acerques a un local de música y disfrutes de un concierto independiente por el precio de una copa.

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